P.s. Al despedirnos, alarmado nos comentó también que (deseando un cambio, esperando una repuesta, alguna ayuda o intervención) cinco mil cerdos están siendo criados en torno a los cenotes y su excremento está contaminando el agua. Dice que el gobierno, en lugar de exigir de la compañía extranjera a la que le cedió el uso de esta área (que es un eje turístico) que aplique sistemas de control y procesos de purificación que protejan el medio ambiente, está tratando de impedir a los indígenas locales que accedan a esa zona, que al igual que la granja, buscan una forma de ganarse la vida utilizando los cenotes como una forma de economía turística, en vez de un criadero de cochinos para el mercado extranjero.
Pero, por qué no cuidar este ecosistema, me pregunto. Por qué no implementar estrategias que protejan los cenotes que son un atractivo turístico internacional. Por qué no proteger los yacimientos de agua que son reservas de agua dulce, la cual ya es escasa y cuya escasez nos afecta a todos.
Pensando estoy en qué tal si esa zona se declarara patrimonio de la humanidad. Puede que así sean protegidos los cenotes. Le sigo echando mente al asunto: ¿cuántas hectáreas están siendo redistribuidas de las que fueron alguna vez de la población Indígena? Pienso en estos cambios y en la ansiedad que producen a nivel local y global. También pienso en la injusticia.
Esta noche están aquí conmigo C. y sus dos compañeras; está también el joven que encargado de cambiar la forma de pensar del público y de las grandes compañías agrícolas, en relación con la agricultura orgánica, la economía local y el medio ambiente. Las voces y caras simulan el movimiento pendular de tu reloj Ansonia. Me siento cansada y el calor me desespera. Tan pronto cierre los ojos, el calor hará que me olvide de todos ellos y mis manos sólo buscarán la forma de parar el zumbido diminuto que abarcara la noche y todo el espacio, haciendo que cuente los segundos y pase la noche en vela buscando la forma de cambiar la situación y aquella palabra que se me escapa y se evapora como los sueños.
M. se despide sin decir nada más que “Apaga ya el computador.” Acostumbrado ya, a declarar lo que necesita, sin pensar que sólo una palabra es lo que busco para así cerrar el día. El tiempo teje la vida, mientras las mujeres mantienen sus tradiciones.
Tal vez leas esta carta y te parezca confusa, pero con ella sólo deseo que encuentres el amor que existe, existió, y el cual deja rastros con el transcurso del tiempo formado la palabra.
El reflejo de la luz en el umbral está creando en el espacio un bello cuadro de geometría. Aún recuerdo aquel reloj frente a la escalera en su caja de madera de cedro. La abuela esperaba que sonara a las cinco, hora de la tarde, para así sentarse a tomar un té en el ritual de “las onces”, bajo el ritmo que componía su vida.
Nuestro amigo, por su parte, esperaba las 8 p.m. para abrir su corazón a un encuentro sublime. Nuestro amigo, ayer, también, le contaba a las jóvenes arquitectas, hablando sobre las imágenes, que los pobres hombres trabajadores sólo tenían estas celebraciones y que había otros hombres que querían quitarles esto (tan insignificante), el único regocijo que los indígenas podían aún disfrutar. “Estas pinches personas que no conocen el sufrimiento del campesino, de los indígenas, a quienes les han quitado y robado todo, TODO”, exclamo, “hasta de su cultura se han apropiado porque ni siquiera les permiten dar tours de sus tierras. Los quieren dejar sin nada. Les quieren robar hasta su espíritu. Ellos son increíbles, son industriales, con sus triciclos que ellos manejan se ingeniaron una forma de ganar dinero, llevando a los turistas a disfrutar de los cenotes. Pero el pinche gobierno les clausuró y no les permiten dar los tours. Es injusto, ¡injusto!”. Así, con los ojos abiertos a la realidad que se vive, nos abría su corazón. Fue en ese instante en que vi más claro todo.
Ayer también hice un poco de investigación y un documento me informo del descubrimiento por medio de rayos láser que demuestran que los mayas ya habían diseñado sistemas de irrigación y terrazas para proteger las aguas de la contaminación. Es por este conocimiento y por otras diversas razones que hoy veo diferente el panorama y entiendo más a aquellas personas de baja estatura que luchan a diario por sobrevivir y mantener algo de su historia algo de su cultura viva algo de su entendimiento del ecosistema que los hace grandes a mis ojos.
Desde el confort del espacio en el que estoy, veo también a aquellos chicos corriendo bajo el ocaso, tratando con sus pequeñas ventas de ayudar a la familia a salir adelante y aliviar la crisis y sentirse dueños y apoderados de sí mismos. Hoy pienso en sus sueños y en los sueños de los demás, no sólo en los míos y me pregunto ¿adónde nos llevan y cómo? ¿Cuáles serán sus resultados?
Hoy, al escribirte estas líneas, pienso en los sueños que todos nos hacemos deseosos de combatir la soledad que en algún momento nos invade los días y nos hace sentir como si estuviésemos solos en esta realidad que juntos estamos construyendo con el paso de las horas y el tic tac de algún reloj lejano o cercano, que podría tener forma de caja o de cara, mirada de anciano o de niño, de mujer o de criatura, de corteza o de luna, de sombra corta o larga, de río o barranco, mar o desierto; o forma de palabra, de angustia, de alegría, de placer o tristeza… tinta en papel y su perfil en forma de frase, sentimiento y poema.
Gracias, H. por leer mi carta y por la paciencia que me otorgas al enfrentar los errores que contiene. Agradecida me despido y te deseo lindos sueños.
Hasta pronto, ____D