San Rafael, Estado de México a 29 de junio, 2021
Me emocionó recibir tu carta y la conexión sobre la caja negra que se generó, no sólo entre nosotros; al ver la reunión del día 16, considero que al menos le ocurrió lo mismo a Humberto. Como lo mencionas en tu carta, ¿cuántas cajas negras?, ¿podríamos llamarlos accidentes o errores? Es similar a lo que dije sobre los documentos del escándalo Watergate o de Mark Zuckerber y la venta de datos personales de usuarios de redes. Así los hay en las decisiones que tomamos a diario.
En la reunión preguntaba Humberto, ¿cuál fue el accidente?, ¿el matrimonio? La caja negra que conforman las epístolas entre Ilana, Alex, Boaz, Michel, etc., sólo reúne y documenta los pensamientos, decisiones y actitudes de estos personajes en un viaje que comparten, no sabría si llamarlo familia. Me separé del padre de mi hijo hace 24 años y siempre nos consideramos familia, incluso aludimos a la frase “nuestra familia es chiquita y está un poco rota… pero somos familia”; entre Lilo y Stitch, yo soy Stitch).
Como en todo viaje, existe la posibilidad de que el trayecto o el destino no sean como se planeó. Incluso, como en los vuelos, podría haber una falla en el avión, pero también hábiles pilotos que cambian un inminente desastre o muchas víctimas, sobrevivientes, responsables o factores mecánicos y/o externos. Considero que más que un desastre, es un viaje como el de todos. Incluso el autor escribe desde lo que le es conocido. ¿Una historia similar podría plantearse desde un enfoque religioso budista, cristiano o musulmán? Seguro tendría variantes, pero el factor teológico juega un papel importante, como lo son el de la familia, lo social y lo económico.
En la reunión hablaron de Ilana como María y de una parte erótica que, en mi opinión, suele desvincularse de las madres, más bien se tiende a idealizar la figura materna y se niega su deseo o perversión restándole humanidad. Ilana me hizo ruido desde el principio y es porque tengo ecos de ella. Sin lugar a dudas, la seducción, la manipulación o ser el objeto sexual del deseo de otro, es un poder del cual no creo que ningún hombre o mujer esté exento. Jugar estas cartas se toma por lo general como un comportamiento socialmente inaceptable, pero quién, en la intimidad del hogar, la familia o la cama, no lo ha practicado. ¿Quién anda por la vida mostrando su juego? Y quien abiertamente se conduce así en lo cotidiano, suele tener muy claro que se trata de un poder que aterra a muchos, pero que también seduce y que, en el mejor de los casos, libra de pérdidas de tiempo.
“Se ha caído la virgen del nicho, haciéndose añicos contra el suelo y rasgó su piel. ¿Qué sabemos de sus deseo y anhelos?”
Hasta mañana. Será un placer verlos en pantalla y espero tener el gusto de conocerlos en vivo y en directo. Los días pasados con el huracán casi nos brotan escamas porque la lluvia no paró, hoy salió un poco el sol, pero sin ella….
“Hasta que la nube no llore, ¿cómo puede florecer el jardín? Rumi”