D S. para R.

Ciudad de México a 25 de octubre, 2020.

“a unas horas de la operación”

Querida R,

En mi casa no hay espejos, es la frase que repite mi voz interna, una y otra vez esta mañana, en mi casa no hay espejos…  bueno, sí hay, uno, el típico, ese que está sobre el lavabo para verte cuando te cepillas el cabello o los dientes; pero es el único, así que sólo veo mi cara, mi cabeza, mis pensamientos

Estoy segura de que los tres seres que vivimos aquí (ya sabes, mis dos trofeos y yo) nos inventamos una imagen de nuestro cuerpo entero, pues no hay nada que proyecte la realidad de quiénes somos, no generamos palabras de autodefinición, no nos describimos, y de pronto, no sé porqué, pienso en el padre de K. (¿lo conoces? Quiero decir, físicamente). Recuerdo que le dijo que era fea y que para compensar “eso” tenía que estudiar mucho, ser lista. ¿Te digo algo? Yo no creo que sea fea. Desde la lectura de su carta pongo mucha más atención a la imagen que me presenta el Zoom, y no creo que sea fea, al contrario. ¿Cuántos espejos habrá en su casa?, ¿cuántas imágenes (versiones) de ella verá en el día?

¿Los padres y madres, con nuestras voces desesperadas, marcamos en NUESTROS hijos sus peregrinajes por esta vida?

¡Mira! Encontré esto sobre la maternidad en internet: 

Maternidad es la decisión que tomas todos los días de poner la felicidad
y el bienestar de tus hijos antes que la tuya, de enseñar las lecciones
más difíciles, hacer lo correcto y perdonarte a ti mismo, una y otra vez.

Dorna Bal (una buena madre)

El subrayado y el comentario son míos. No sabes lo avergonzada que me he sentido desde el día que te escribí la carta, así que no te sientas comprometida a darle respuesta, después de todo, como ya lo ves, las madres somos seres que DEBEMOS soportar todo, justo como ese árbol que me cuentas en tu carta sobre mi nombre, esa información es completamente nueva para mí.  

Sabes, el lunes me harán una histerectomía, sí, me van a quitar la matriz, ese órgano que me ha dado poder sobre los otros.

No puedo negar que los amo profundamente. 

Me he comprado, al igual que K., una imagen que alguien más ha proyectado sobre mi cuerpo, “un espejo” que me ha dictado lo que DEBO hacer.

Admiro la forma tan clara que tiene K. de percibir, en las lecturas que hemos hecho, la violencia y el abuso sobre la mujer o lo que tiene que ver meramente con lo femenino, siempre tiene un comentario reflexivo al respecto. Me emociona, me alegra ver estas reacciones en las generaciones más jóvenes. ¿Qué podrán hacer con ello?

Mi amada, me despido abrazándote y agradeciéndote estos “nuevos dones” que has sumado a la vibración de mi nombre, los tendré presentes para la operación, la resistencia y la tenacidad de aquel entusiasta árbol llamado Sisu, justo igual que YO.

Besos
शिशु