De A. para A.

Buenas noches, Aurora, 

Eres la penúltima persona a la que pienso escribirle esta noche, penúltima porque le he contado a Jonathan que estaba escribiendo cartas y le pregunté si él también quería una, a lo que me contestó que sí junto con un sticker de WhatsApp que era un personaje de anime haciendo esta típica pose de juntar los dedos índice como un símbolo de vergüenza. Él y yo tenemos esa dinámica, ambos buscamos partes de mangas que representen acciones, como abrazos o besos. Aclaro que Jonathan y yo no tenemos ninguna especie de relación amorosa ni nada por el estilo (eww); es más como un chiste entre nosotros, supongo una forma que tenemos para poder crear alguna especie de imagen mental más cercana, ya que ambos vivimos bastante lejos uno del otro. 

Tal vez pienses, “Bueno, ¿y a mí eso qué?”. Tenme paciencia, ya voy al punto. No pude evitar relacionarlo un poco con lo que escribes respecto a los platos y las vajillas, y concuerdo contigo en cuanto a que yo tampoco he conocido a un hombre que regale platos o vajillas. Si bien la cristalería que tengo fue herencia de mi abuela, su más grande tesoro, lo relaciono con este intercambio que tenemos Jonathan y yo, porque él comenzó a hacerlo sólo porque a mí me gusta esa clase de cosas. Probablemente tu hija, cuando vio ese plato, era totalmente consiente de que su gesto era significativo porque era algo pensado para ti y sólo para ti. 

No puedo evitar recordar que cada 10 de mayo me la pelaba un chingo para encontrar un regalo adecuado para mi mamá. Ella es una persona muy exigente y no le gusta cualquier cosa. Una vez, en mi adolescencia, le compré una taza de ésas que venden los comerciantes informales sobre las calles y que dicen “Para la mejor mamá”. Me dijo que si le iba a regalar eso mejor no le diera nada jajaja. Mi padre siempre le regalaba flores y chocolates, ella odia los chocolates y ahora están divorciados.

Este 10 de mayo no tuve mucho dinero, las cosas están complicadas, así que arranqué una rosa rosada del jardín de un vecino y se la regalé. Ella sonrió y me abrazó muy fuerte. 

¿Cómo crees que se habrá sentido Xavier cuando A’ida le mandaba cosas como la mermelada? 

Atte.: A.M.O.O.