De A. para H.

21 de junio, 2021

Estimado Humberto,

Leí tu carta dirigida a José y me gusta mucho el epígrafe. Me intriga la personalidad de Saint-Exupéry, por eso te escribo. También, o más bien porque me he dado cuenta de que, al igual que le conté a Atenas en una carta, le das gran significación a los objetos físicos: tu carta sobre los finials (no recuerdo cómo les llamaste), la historia sobre tu planta, la colección de relojes que buscaban recuperar a tu padre y ahora la historia sobre el marco, las flores blancas, el agua, el sonido del río invisible.

Tuve un largo periodo de tener una buena relación con mi significación hacia los objetos con los que convivo. Estuve muy orgullosa de ellos, mirarlos me hacía sonreír como cuando lees de nuevo la carta de un viejo amor. Me encantaba coleccionar, colgar pinturas, grabados, recortes. También buscar figurillas y antigüedades, comprar souvenirs y usarlos mucho para recordar dónde había estado.

Otra cosa curiosa que me sucede con los objetos es que las cosas que me han regalado se destruyen de alguna manera cuando se acaba la relación con una persona. Por ejemplo, hace muchos años me regalaron una estatuilla de cerámica de Betty Boop y la tenía sobre mi escritorio en mi oficina de trabajo. Me encantaba porque era como un halago pensar por qué me la habían regalado, alguna similitud tendría yo con esa muñequita que me parecía linda, divertida, etc. Una mañana llegué a mi oficina y me voltearon a ver de inmediato mi diseñadora y mi co-editor, ambos con los ojos muy abiertos, empezaron a explicar y a disculparse. Se les cayó Betty Boop y unieron todas las piezas con pegamento. Estaba en su lugar, pero ahora reconstruida en más de veinte pedazos. Les dije que no se preocuparan, que ya no era importante, la persona que me la había regalado me había enviado un email para decirme que no le volviera a hablar. Años después recuperamos la amistad, ya sin regalos.

Esto me pasaba con regalos, plantas, joyería, incluso con cosas que les daban a mis hijas, se me caían y luego resulta que ya no eran amigas de quien se las había obsequiado. ¿Ves? Le doy demasiada importancia a los objetos.

Últimamente siento que me voy desapegando, he perdido el interés por comprar “cosillas” y por disfrutarlas. Sé que no es sano apegarse a las cosas materiales, pero me gustaba. A veces extraño tener esa ilusión.

Lo que me gusta es entrar al juego, si compro un platito de Oaxaca, entonces lo usaré para servir rebanadas de naranja para el mezcal. Si una amiga me trae una maceta hermosa, voy a buscarle una planta que haga juego y trataré de cuidarla.

Estoy pensando si son apegos o respuestas. Por lo pronto me he dado cuenta de que sigo jugando y eso me gusta.

Te mando un abrazo por tu papá, por el marco, por el río invisible y por todos esos objetos a los que les has dado sentido,

Aurora