De A. para Y.

Cd. Apodaca, Nuevo León 
Lunes 24 de mayo, 2021, 13:09 p.m. 

Mi estimada Yola Salvaje,

Hablar de poder siempre es algo complicado. Pichon-Rivière lo relaciona con las patologías del vínculo, del vínculo obsesivo para ser más precisa, y que está relacionado con el control y el orden. “El aumento de la ansiedad que experimenta el psicótico determina la necesidad de un mayor control del otro”, menciona en Teoría del vínculo.

Todos estamos en una constante relación de poder dentro de los diferentes ambientes sociales en los que nos desenvolvemos, sean laborales, familiares o educativos. 

Lo académico me parece lo más conflictivo. Hace algunos semestres tuve la clásica situación estudiantil con un profesor, situación muy estúpida por parte de ambos, la verdad. Yo me quejaba por dos puntos y él me respondió con un “¿crees que tu trabajo es perfecto?”. 

Haber leído esa respuesta por parte de un maestro me hizo escupir sangre del coraje, metafóricamente quiero decir, la perfección no es un criterio de evaluación objetivo.

Pero bueno, en una relación de poder siempre se espera la obediencia por parte del otro. La obediencia de los alumnos, de la mujer, del empleado, de los fieles, del pueblo, de Iliana, de Zakheim; aceptación y obediencia.

Qué basura. 

[Aquí había escrito más sobre la anécdota, pero decidí borrarlo. Me dio miedo después de pensar de más en todos los escenarios en que podría verme afectada por mencionarla. El miedo es otra forma de ejercer poder]. 

Porque en una relación de poder, no importa cuánto te esfuerces en querer romperla, quien ejerce ese poder siempre saldrá victorioso. Tal vez el problema es mío por no hacer lo que los demás harían, por “tener problemas con la autoridad”, como escribió mi psicólogo hace diez años. 

A lo mejor algún día aprenderé a callarme la boca por mi propio bien. 

Te mando saludos y besos.

Atte.: Atenas