De D. para L.

L., 

Se está acercando el día y pienso en ti, también en aquella mujer de la que hablas. ¿En qué espacio se encontrará mañana? ¿Qué sentirá cuando vea ramos de rosas rojas? ¿Recibirá flores? ¿Le dirán “te quiero”? Me entristece pensar en ella. ¿Sus hijos qué sentirán? ¿Qué puede sentir una madre al ver su cara amoratada frente al espejo que refleja su rostro el día de su boda? Tanta desilusión, tanta tristeza. Aquí, aún vestida con mi bata azul y la luz dorada de la noche, estoy tratando de imaginar los detalles. 

Tengo sueño, sin embargo mantengo los ojos abiertos. Estoy caminando por el espacio y recorro lugares conocidos. De repente me encuentro en un lugar simulando una plaza, rodeada de mujeres, todas caminan con un propósito hacia alguna dirección, hacia algún lugar; entre ellas veo aquellos ojos escondidos detrás de unas gafas y el corrector 08/ Bissu detrás de una base pálida Balsomo Missha No 27. Sus pasos alongados pero un poco lentos me dicen algo, está queriendo sentir que sus hijos no teman, pero el vacío queda marcado en el espacio con su forma. Sus manos, casi apuñadas, llevan enlazadas las manos de sus hijos. Una banca en el Parque Hidalgo le permitirá el refugio que anhela, La Iglesia le proveerá la calma que su corazón anhela y el amor que se le escapa. 

El parque permitirá que sus hijos corran en cuatro direcciones subiendo las escaleras permitiéndoles liberar la risa y olvidar por un momento el pasado. Una guitarra se escucha, y la voz que la acompaña canta el amor, los tonos que ayer le inspiraron a soñar en un mundo hoy ajeno a ella. La música de Armando Manzanero la lleva a soñar y a recordar su juventud, el chico aquel que la enamoró dedicándole una serenata. Ahí, sentada, sin el abrazo de su amado, lo recuerda, y recuerda a su querida madre ya ausente, y se preguntara si ella alguna vez sintió lo mismo que ella hoy vive. En ese instante siente más fuerte, el paso del tiempo. Todo parece haber cambiado, sabe por qué, pero decide no pensar en el pasado

Tanto tiempo, recorrido, sin embargo, pocas cosas cambian en relación con el género femenino. Tantas injusticias y tantos sufrimientos que repercuten en la sensibilidad y en la fragilidad que su piel suave y delicada otorga. 

Ahí sentada trata de narrarse en medio del caos y la rutina matutina, mira a las mujeres cargadas de mercancía y escucha a los hombres que en la esquina ofrecen sombreros a otros hombres, como invitándolos a ser caballeros. 

La pandemia ha creado una crisis emocional mundial que repercute en los hogares. Todos se sienten de una forma u otra ansiosos, angustiados, algunos prisioneros, cohibidos detrás de máscaras que nos vemos forzados a llevar a diario. Estamos bajo medidas que promueven la distancia y el desapego, la separación, generando frustración y el deseo de un escape. 

Cuando comenzó, reflexioné en la situación. Mi mejor amigo de la juventud me comentaba cómo se sentía sin poder volar. Me contaba sobre la perplejidad que sentía al reconocer el trabajo que requería criar hijos y la demanda que implicaba en la vida diaria de las personas encargadas de ellos. Él, por vez primera, como muchos hombres – padres, se estaba encontrando en un espacio familiar y a la vez ajeno, donde se sentía forzado a recrearse y a crear un espacio donde existir dentro de un grupo familiar que le hacía sentir que el tiempo se le había escapado de las manos; y nada era como lo había pensado, imaginado, percibido o vivido. 

Regresando la mirada a tu carta y a aquella mujer que describes, me imagino en la habitación amarilla de su mente, deseando un cuarto donde poder empezar mañana y así rescatar el día y la ocasión para celebrar y tener The Dinner Party simulando la cena de J.S.C.-Chicago 

Yo, desde la habitación 209 del Gran Hotel, la observo. Corro las cortinas para así observar mejor las palmeras y sus troncos que se mecen con peciolos de las hojas podadas y la corona reflejando sus matices verde vivo. El viento está fuerte. Me siento en el sofá y con un lápiz de madera Berol No. 12, en una página blanca, la delineo parada, flexible al viento que sopla y azota, trazo toda su forma femenina y resistente, simulando la palma. 

L., escribo estas líneas para ti y para todas nosotras. Gracias por la oportunidad de contestarte. Aquí estoy, amiga, para cuando quieras charlar. 

Un abrazo fraternal,

_______Diana

“UNFOLDING”

Unfolding your are,

in an spiral

echo of yesterday

in light_____

unfolding

Unfolding we are,

under the cry,

that was my birth

within your birth

echos within echos

of light from light

Unfolding you are

in the Valleys and Mountains

that are left naked in the illusive blue

while we hear the calling to life

and feel the diminutive moment

it is morning of Aquarius

or our rebirth

I am centering my sight

to find us, in this moment

we are centering our sights, predicted, awaited, desired

and the reason for being

Together, we are centering in our hearts,

to feel, see, the emergent song of LOVE,

essence of light.

Diana Betancourt -2020