De D. para M.

26 de septiembre, 2020

Querida Malec.

Te he visto en repetidas ocasiones, hemos coincidido en diferentes circunstancias y siempre había tenido el deseo de escribirte. Ahora estoy en casa tratando de retomar la escritura y la primera persona que se me vino a la cabeza fuiste tú.

Me gustaría hablarte del amor, un tema que ha estado rondando en mi cabeza en los últimos días. Me interesa rescatar la etapa en la que creí tenerlo todo más claro, no había mayor cuestionamiento y sólo era consecuente con mis intereses; lamentablemente, no siempre salí bien librado…

Estoy en primer año de la secundaria, tengo mi primera novia, se llama Carmín. Ella es mayor que yo por dos años. Al finalizar el ciclo escolar ella se mudará a Estados Unidos, no volveremos a vernos. Los únicos momentos en los que estamos juntos es en los descansos y a la salida de la escuela, a ella no la dejan tener novio y yo vivo en otro pueblo.

El ciclo escolar termina y ella se gradúa, llega el momento de la despedida, me pide que vaya en la noche a su casa porque tiene algo para regalarme. Pido permiso en mi casa, tomo la bicicleta de mi hermano y me voy al otro pueblo para verla.

-Espérame en la esquina, ahora regreso, diré que voy a la tienda y tendremos un momento para platicar.

Comienza a caer la lluvia y cambia todos los planes, su papá llega más temprano y ella sólo sale un instante para despedirse rápidamente y darme un regalo. Es una pequeña caja y una carta. No me da tiempo de leer ni tampoco de ver el contenido de la caja porque la lluvia cada vez es más fuerte. Me doy media vuelta, coloco la caja en la bolsa de mi pantalón y la carta la meto dentro de mi camisa para que no se maltrate, pedaleo lo más rápido posible sin mirar atrás.

Cuando llego a casa estoy empapado, reviso mi bolsa para sacar la caja y cuando voy a sacar la carta, me doy cuenta de que no está, la he tirado sin querer; comienzo a llorar e intento salir a buscarla. Mi mamá me detiene, sigue lloviendo y está muy oscuro, es imposible que la encuentre en este momento.

Espero a que amanezca, tomo la bicicleta y salgo a buscarla con la esperanza casi nula de poder encontrarla. Después de buscar por un rato, encuentro la carta entre las piedras, pero la lluvia ha hecho de las suyas, borró el mensaje que escribió Carmín.

Regreso llorando a casa, sólo me quedo con la medalla que está en la caja y con una carta que contiene los rastros de un mensaje que no llegó a su destinatario.

Es una larga historia. Siempre trato de narrarla con grandes detalles. En persona utilizo un tono fraternal pensando en el beneficio de quienes la escuchan, pero hoy es diferente, hoy sólo quiero compartir, de alguna manera, la pérdida del mensaje de Carmín.

Así me pasó con el amor.

Con cariño,

D.