De D. para S.

23 de septiembre, 2020

Miro los vehículos pasar como peces sobre un río gris y caliente, sólo que más ruidosos. Se acomodan en fila cerca de la esquina y yo sentada en el suelo pienso en cómo iniciar esta primera carta. Han pasado 16 horas y 30 minutos desde que te escuché en la clase. Y algunas de tus palabras, las que se me impregnaron, aún reposan en mis pensamientos. Dijiste que te identificaste con A’ida y en ese instante, sin que me escucharas, te pregunté por qué. Cuál de todas las A’idas del libro se reflejó en ti.

He imaginado un sinfín de respuestas y he visualizado tu personalidad a través de ellas.  Entre las respuestas que me dijo tu yo imaginaria, fue que todas llevamos algo de A’ida germinando en nuestro interior, versiones de uno mismo que se turnan por tiempos.    

Ahora trato de mirar mi propia versión, la de este momento, aquí a un lado de la puerta, en el suelo, y escuchando a los animales metálicos junto a mi puerta.   

Te haré un dibujo de mi persona, la que creo que soy.

Comienzo a trazarlo y deseo que observes las líneas y puedas encontrarme en alguno de mis trazos. No lo he terminado y ya quiero saber cómo es la Sisu que crees ser.

Puedes describirte, cantarte en fragmentos de canciones, ponerte en una pequeña nota o dejar que las líneas te vistan. Sé que requeriríamos de muchas cosas para tratar de definirnos, ¿no lo crees?

Los coches siguen haciendo fila, gritan, gruñen. Qué ruidosos nos hemos vuelto para este mundo.

  Sigo dibujando, trato de reflejar varios aspectos de mi personalidad. No quiero que te fijes en mis miedos, esos no son míos. Los sembraron en mis ideas en alguna edad en la que no podía saber qué eran y ahora, con tranquilidad, se filtran como hilos metálicos. He intentado cortarlos, pero duele, tejer mi propio hilo es como hilvanar a ciegas. Sin embargo, creo que alguna de mis Dianas podrá lograrlo.

¡Listo! Terminé, te presento a Diana.

Cerré los ojos porque así quiero conocerte. Permitiré que el resto de mis sentidos te preste atención.

Mientras termino de trazar las últimas líneas, la observo. ¿Cuántas Dianas seré? ¿Cuántas Sisus serás?

Sé que la que ves en esta imagen no es la misma que miran todos, ni la que desean que sea, tampoco es la que quisiera ser o la que soy realmente.

Pero creo que este dibujo se acerca más a mi persona actual.

Espero que puedas conocer parte de mí en estas líneas. Sería todo un gusto conocer a la Sisu de ahora y con ello identificarte en alguna de las A’idas del libro que leímos.

El tráfico continúa, pero cerraré la puerta, no quiero que mi dibujo abra los ojos por el ruido.

Se despide con curiosidad, D.

P.d. ¿Qué significa tu nombre?