De D. para T.

Junio 15, 2021 

Participantes del Seminario/Laboratorio 

Estimados compañeros: 

Amaranta, Arturo, Eugenia, Gibrán, Humberto, Lara, María Elena, Mina, Óscar, Pamela, Pedro, Rafael.

Saludos a todos desde el pequeño rincón donde no deja de llover, y yo sigo disfrutando cada instante de la experiencia. Ayer estuve creando una obra de arte que se trataba de manipular y tratar de controlar la energía. Como artista, e independientemente de fundar y/o establecer algo, la palabra creador no me intimida y no la veo ajena a mi vida cotidiana. Esto no significa que me crea capaz de hacerlo todo, sin embargo soy partícipe de una co-creación constante, soy co-creadora de mi ser. La palabra Dios va cargada de tanta historia, tontas perspectivas, tantos ideales, y sobre todo para muchos, de tanto miedo. En mi opinión también va cargada con mucha propaganda, muy bien diseñada y orquestada para inspirar, controlar, enseñar, y manipular a las masas. 

Hace unos días estuve en un café, hablando con su dueño le pregunté acerca de las imágenes que tenía en un altar. “¿Me puedes hablar de ellas?”, le pregunté. Entre las imágenes estaba la de una cruz, una representado a Jesús, otra a Buddha, otra más a la Virgen de Guadalupe, otras varias con representantes de diferentes religiones, una con un corazón y otra más con la corona de espinas. “¿Qué significa la palabra Dios para ti?”. “Dios eres tú, yo, todo lo visto y no visto; es todo. La cruz significa los puntos cardinales y la luz en el centro, sabiduría. Estos personajes que ves aquí, para mí son guías que me inspiran a desarrollar un amor por el prójimo, comprensión y empatía”. Su respuesta satisfacía mi pregunta, puesto que yo pienso algo similar a lo que él concluyó. Por mi parte yo añadí, “creo que la religión católica subvencionó el mensaje de Jesús, que era un mensaje de amor, y en vez de enseñar a amar al prójimo, enseña a adorar el dolor y a hacer de la tortura, y el sufrimiento la base y el enfoque, propagando la idea de que por medio del sufrimiento se llega a la gloria y a la purificación del espíritu.” Él añadió: “la corona de espinas está colgada exactamente en el punto del cruce, para bloquear de esta forma el centro de la búsqueda interna que nos lleva a la verdad; es, exactamente en ese punto, donde se puede ver claro.”

Yo, por mi parte, estoy consciente de que nosotros estamos en una constante co-creación y difusión de energía. Nuestro pensar determina nuestras vidas y cómo la conceptualizamos (1), cómo también la vivimos, cómo captamos nuestras experiencias, cómo las percibimos, adaptamos y las ponemos en contexto; así podemos desarrollarnos y vivir una vida en armonía. 

Los personajes como Michel también me chocan por su persistencia en tratar de manipular a los demás con ideas y conceptos teológicos y tradicionales. Para alguna personas, el seguir órdenes, reglas, leyes, sin cuestionar, es la llave para vivir sin tener que ejercitar la mente y tomar responsabilidad por su desarrollo y determinación; por miedo a lo que puedan llegar a sentir, prefieren no tomar completa responsabilidad de sus actos y de las consecuencias que este ejercicio produce porque les han inculcado que son débiles. 

La religión católica determina que todos los seres nacen con pecado y tienen que ser bautizados con la promesa de seguir las creencias sin cuestionar, así inician al individuo en un sistema que se propaga y continúa difundiendo una base que es el miedo y el temor, la tradición y el perpetuo control. De esta forma se establece el poder, y en esta relación, la iglesia tiene el poder; la religión es (o se ha convertido en) una herramienta para controlar. 

La historia de la humanidad nos relata diversos conceptos de lo que el ser humano llegó a pensar acerca de su razón de ser, cómo llegó a existir, cómo sobrevive, cuál es su posición respecto a todas las criaturas que existen y existieron, incluyendo sus creencias, las razones y atributos que le da a su razonamiento y a su forma de vida

A través del tiempo, el poder ha tomado fuerza por el miedo de unos a desafiar y cuestionar, haciendo de ese miedo una propaganda constante basada en la tradición. Ciertas ideas han dejado de regir a las sociedades, y sin embargo hay otras que aún siguen siendo difundidas aun cuando el entendimiento y las perspectivas se han diversificado. En mi opinión, creo que la mayoría de los individuos que practica la religión cristiana y la judía nacieron ya programados; si bien hay muchos que cuestionan, también hay muchos que practican por costumbre, por pudor, por miedo, o por una duda que los mantiene firmes para mantener esos conceptos sobre Dios. El poder, como yo lo veo, emerge, se desarrolla, se funda, se propaga, se ejerce por medio del entendimiento, de un “contrato” que hacemos con nosotros mismos y con los demás, y que va vinculado con personas que tienen el interés de propagar una idea, sea por razones políticas, económicas, sociales o tan comunes como la necesidad de poner orden y tener el dominio o el manejo de las masas; o simplemente por el temor a lo no conocido o por querer justificar sus vidas. 

La mayoría de la humanidad ha crecido con la idea de que a Dios hay que temerle, y por eso le han asignado cualidades que producen temor: lo ve todo, lo sabe todo, lo escucha todo; para Dios no hay secretos, y castiga severamente cualquier falta. Lo más curioso es que, desde esta perspectiva, Dios lo anticipa todo, lo cual en sí tiene innumerable contradicciones e implica otros conceptos que nos invitan a cuestionar. Retomando las palabras que usó Humberto en su carta, “La idea de la realidad alterna (la que tú imaginas está conectada)”, es un lienzo de tradición bajo el aspecto de la idealización, son conexiones difundidas que vinculan lo material con lo inmaterial en un afán por unificar todo según nuestra capacidad de concebir. Se moldean nuestros sentidos y entendimiento, tomando como base conceptos establecidos y manipulados, editados para controlar y poner orden a un sistema percibido como caótico según los límites de la percepción. Es interesante lo que puede llegar a significar el poder, así como lo que significa y lo que desde nuestra perspectiva permite que se manifieste y de qué formas. 

El tema del creador y la creación, y el de la co-concreción también, es interesante. Palabras como poder, ser, crear, creadores, artistas, programar, influenciar, ordenar, demandar, exigir, manipular, controlar, cargan con mucha energía. Yo soy del pensar de que para ser, se requiere crearnos a nosotros mismos, escogiendo características y modelos a seguir que nos asistan para definirnos o redefinirnos. La decisión de ser requiere tomar las riendas de nuestra co-creación, y no dejar que otros definan y construyan nuestra forma de pensar, de ver, de entender, y finalmente de “ser”. Dios para mí no significa creador y no lo designo con el género masculino, mucho menos y en absoluto con el género humano. Para mí el concepto de Dios encapsula todo. Creador no significa hacerlo todo. Como artista dependo de infinidad de personas: las que producen, las que manipulan, las que construyen los productos que yo uso para diseñar y crear una obra o ejecutar una idea que nace del pensamiento, del deseo, de una emoción, de una visión o de un sueño. Crear tampoco excluye la posibilidad de que podamos estar influenciados, manipulados o programados para actuar o pensar de alguna forma. Si una programación está acompañada por el miedo y el inculcado deseo de algo como la Fe (2), ese programa puede llegar a ser tan sutil que ni la misma persona se atreve a cuestionarlo. La idea de Dios es un concepto que para mí no tiene sentido en la forma en que es aplicado. Aunque nací en un sistema social que estaba programado para pensar que los términos de Dios no se deberían cuestionar, la capacidad de reflexión, de cuestionamiento, de investigación, de exploración, de deducción, de aprendizaje y de transformación es algo fundamental, como artista, creadora, y como ser humano.  

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Toda perspectiva tiene un ángulo y facetas por las cuales reflejamos sus variantes, dependiendo de su diseño. Las palabras tienen su contexto y definición, otorgados y designados de acuerdo con ciertas reglas. Mi perspectiva me invita a una investigación que me ha llevado a concluir que hay que cuestionar y cuestionar hasta morir. ¿Ustedes que opinan? 

Diana 

Ps. Me gustaría extender una invitación a reunirnos no para dialogar el texto, sino para conocernos más a fondo. Si me aceptan la invitación, los espero en la Plaza de Paseo 60, cerca de Montejo (Calle 60 346 Zona Paseo Montejo), ¿qué les parece a las 3 p.m. el Domingo?


1. Conceptualismo: nombre masculino, doctrina filosófica que considera que los conceptos universales existen sólo como ideas abstractas en la mente: el conceptualismo es una teoría intermedia entre el nominalismo y el realismo.

2. Fe, nombre femenino. 1. Creencia y esperanza personal en la existencia de un ser superior (un dios o varios dioses) que generalmente implica el seguimiento de un conjunto de principios religiosos, de normas de comportamiento social e individual y una determinada actitud vital, puesto que la persona considera esa creencia como un aspecto importante o esencial de la vida: tener fe. 2. Virtud teologal del cristianismo que consiste en creer en la palabra de Dios y en la doctrina de la Iglesia: las virtudes teologales son tres: fe, esperanza y caridad. 3. Conjunto de creencias, de dogmas y de verdades fundamentales de una religión: fe cristiana; fe protestante; considera la mayoría de las fes religiosas como parte del desarrollo histórico de la humanidad. 4. Convencimiento íntimo o confianza, que no se basa en la razón ni en la experiencia, en que una persona es buena, capaz, honrada, sincera, etc., o en que algo es eficaz, verdadero, posible, etc.: su pesimismo a veces se imponía sobre su fe en sí mismo; en muchas ocasiones la fe de los enfermos en el poder de un medicamento es tan importante como su efecto farmacológico; estamos a un punto del líder y tenemos fe que vamos a subir a segunda este año. 5. Documento que acredita o certifica una cosa: fe de soltería; fe de bautismo; fe de vida. Buena fe. Buena intención: tiene buena fe; no ha obrado con la necesaria probidad y buena fe al formular su demanda. dar fe Afirmar la veracidad de algo haciendo uso de la fe pública o por el propio conocimiento: el notario dio fe de la venta; doy fe de que lo que dice es verdad. fe de erratas Lista que se añade a veces en un libro para señalar y corregir las erratas que han aparecido en él. fe pública der Autoridad legítima atribuida a notarios, escribanos, agentes de cambio y bolsa, cónsules y secretarios de juzgados, de tribunales y de otros institutos oficiales, para que lo contenido en los documentos que expiden en debida forma se tenga por verdadero, salvo prueba en contrario. mala fe Mala intención: no actuó con mala fe; no lo dijo de mala fe. VÉASE auto de fe. ETIMOLOGÍA. Voz patrimonial del latín fides ‘fe, confianza’, ‘crédito’, ‘buena fe’, ‘promesa, palabra dada’. A la misma familia etimológica pertenecen fedatario, fehaciente, fidedigno, fidelidad, fiel y pérfido.