De E. para L.

5 de julio 
desde un lugar donde se van solucionando los pendientes.

Hola, Luis, por fin me atreví a escribirte una carta. No te conozco ni directa ni indirectamente, sin embargo, hace como un mes y medio vi que publicaron algo de ti en el periódico El Norte sobre un programa o una instalación de arte que ibas a hacer y me llamó la atención tu nombre.  Disculpa que no recuerde toda la información que dio la nota en ese momento.

Ahora toca reflexionar sobre el tercer tema del taller y, a decir verdad, es el que menos me entusiasma porque me parece que se trata del más rutinario, incoherente y básico ejercicio que vivimos diariamente. Antes de hablar de este poco entusiasmo que me genera el tema (pero no porque sea un mal tema, es que hablar de la mentira es como “escupir a uno mismo”), creo que cuando se habla de la mentira se tiene que hablar de su contraparte: la verdad.

Y aquí comienzan los problemas, los conflictos y las cuestiones más aguerridas en la historia de la humanidad ¿Qué es la verdad? ¿Qué es lo verdadero? Durante años, filósofos, pensadores y “muchos pendejos” (o sea, todo mundo) hemos tratado de dar solución a estas preguntas tan básicas y al mismo tiempo tan complejas. Desde mi punto de vista, lo hemos hecho sin ningún resultado, pues hay gente que piensa que la verdad de lo que conocemos está en los sentidos y gente que piensa que la racionalización o su proceso es lo que muestra la verdad. ¡Patrañas! (o pendejadas, según mi forma más básica de decir las cosas), puesto que al final no se ha solucionado ni se ha dado respuesta a esas interrogantes y, lamentablemente, creo que Niurka tiene más razón al decir “¡Mi veldad!”, pues en este mundo la verdad ha llegado al punto de ser algo personal y muy subjetivo.

Es así como la verdad y la mentira son problemas muy subjetivos y cualquiera puede decretar la verdad y la mentira de las cosas que van aconteciendo a nuestro alrededor (sólo pregúntale a tu presidente, pues él tiene su propia y única verdad y todo lo demás es mentira).

Quitando esta parte, yo quería decirte que es un tema del que me cuesta hablar. Mira, yo trato de ser una persona que huye de la mentira (me considero una persona directa y sin miedo a decir las cosas como son), he vivido momentos en mi vida en donde he tratado a toda costa de no decir ninguna mentira, pero eso es imposible porque cuando he dicho la verdad he tenido muchos conflictos en todos los aspectos. Decir mentiras tampoco es una opción que me llene, así que he aprendido (con mucho dolor) a decir “verdades a medias” o “mentiras piadosas”, o a  “hablar muy políticamente”. Yo soy un vómito de ideas y soy muy directo en lo que pienso y digo a fin de no caer en la hipocresía, pero tengo que hacer ejercicios mentales e internos (muy dolorosos) para decir las cosas de tal manera que ni sean mentiras, ni sean verdades; sin embargo, al final, me queda esa sensación de que estoy mintiendo.

Esto es al hablar de relaciones interpersonales, otra cosa es cuando uno se habla a sí mismo y   genera sus propias mentiras para no ver su verdad. Por ejemplo, en el libro Una forma de vida de Amélie Nothomb, Melvin le habla sobre su problema de sobrepeso y esa cuestión genera en mí una reflexión sobre cómo uno se miente al no ver su propia realidad en el espejo. Cuando nos vemos reflejados, vemos nuestra gordura y la falta de cuidado de nuestra salud, y no decimos ni hacemos nada, ¡eso es mentira!, es una mentira que diariamente nos decimos a nosotros mismos, y como éste hay muchos más ejemplos. El darnos cuenta y aceptar que nosotros mismos somos una mentira es lo que me provoca el rechazo al tema, porque al final, estamos inmersos en mentiras, nuestras construcciones sociales tienen fundamento en la mentira.

¡Uf! Creo que me puse intenso de más. ¿Ves?, es un tema que me provoca náuseas y del que me duele hablar, porque implica aceptar que nuestra vida es un gran cúmulo de mentiras (mejor le paro porque me sigo con el fatalismo existencialista que me encanta).

Un abrazo más fuerte y me gustaría saber tu punto de vista sobre este tema.

Saludos. E.