De F. para R.

Tecate, B.C. octubre, 2020.

R.

Querida R., 

Me encantó tu carta, gracias por compartirme tus pensamientos, tu caligrafía, tus ideas; en cada renglón eres tú, te conozco y reconozco, escucho tu voz quieta cuando la leo.

Hoy terminé de leer el libro La caja negra de Amos Oz. Fueron 66 páginas, no está completo, no sé cuántas páginas o cartas falten. Sin embargo, con lo que leí pude darme cuenta de dos cosas: entre los juegos de poder y amor hay una línea muy delgada en la que se entretejen ferozmente estos dos sentimientos, a veces se confunden. Otro asunto fue la forma en que el escritor, intencionalmente o no, te hace somatizar sus palabras, se requiere de estómago para continuar la lectura, pero había un cierto morbo que me hizo imaginar el hilo textual del autor en toda esta gama de conflictos. Literariamente, la novela me parece un acierto, temáticamente también, la lucha del poder es algo a lo que nos enfrentamos a diario en situaciones distintas.

La vida familiar tiene altibajos y en el caso de los personajes de La caja negra, hay rupturas que no sanan, yo encuentro culpables a todos e identifico que hay una víctima, Boaz, porque es (o era en su momento) el menor, el infante que asimila las malas decisiones de los adultos. Estos conflictos me llevan a ver la realidad de muchos hijos que son “utilizados” como carnada para realizar actos de venganza, y Alec e Ilana no están exentos de estas conductas. No creo en la “sumisión” de Ilana, me parece más bien una estrategia, y creo que Alec cayó en las trampas, consciente o inconscientemente; me parece que tienen una manera muy grotesca de arrebatarle el dinero, ella y Michel Sommo. En fin, la novela es un reflejo de las conductas sociales y culturales del ser humano.

¿Sabes? El sábado fui a tu rancho y mientras descendía la Rumorosa, mis ojos se llenaron de ese imponente paisaje de piedras. Mi viaje fue para visitar a mi mamá, únicamente pude estar media hora con ella, pero fue suficiente para hablarle de mí y saber que para ella estos momentos la fortalecen. Hoy, al concluir con algunas actividades en mi casa, fui al “Parque del profesor”, cerca del Cuchumá; se llama “Parque del profesor” en honor al profesor Sekely, fundador del “Rancho la Puerta”. Este parque es administrado por la fundación del rancho y es un lugar encantador, los senderos, la montaña y el aire frío te permiten hacer un reset mental.

Hoy pasaron a saludar Claudia y Carlos, les comenté del curso, creo que a Claudia le habría encantado sumarse. Me agradó su visita. En estos días, ver gente cercana es una alegría. Ellos se ven muy bien, van y vienen al Valle, a la espectacular ruta del vino.

Amiga, es un gusto grande poder saludarte por este medio y verte en la distancia. La posición de tu cámara el miércoles pasado enfocaba a tu gato en la cama cuando te movías, no podía dejar de tener cuidado en sus movimientos, parecía que bailaba y entendí el amor que profesas por tus inquilinos. Espero que pronto podamos saludarnos personalmente, cuídate mucho, te queremos y extrañamos.

Con mucho afecto,

Tus amigos tecatenses.

P.d.: Acá ya empieza el frío, ese aire que congela las mejillas. Hasta siento placer de portar el cubre bocas, son muy ricos los climas extremosos de este bello corazón de la Baja, Salud.