De G. para M.E

Abril 23, año 2021.

PDF impreso.

De entre todos los libros sugeridos por Beto (¿te puedo llamar Beto?), Tentativas para agotar un lugar parisino fue el único que prometía ayudar a entender al menos el título del laboratorio. Al llegar a la parte de la introducción donde habla de Oulipo y la novela en francés sin ninguna letra “e”, sonreí y decidí imprimir el libro. Lo de inventarse reglas de naturaleza matemática o procedimientos artificiales y mecánicos para escribir se me hizo familiar y divertido. En los sesenta, un grupo de locos en Francia hacía lo mismo que hago al pintar para no aburrirme: poner límites a sus propios juegos y así obligarse a encontrar maneras creativas de resolverlos. 

Aunque Tentativas… se puede leer de una o dos sentadas, no lo hice. Lo dejé en el mueble de la tele donde mamá y yo compartimos lecturas. Cuando comprendí que la lista de observaciones de la plaza Saint-Sulpice me producía el mismo efecto que navegar en el feed de Instagram, empecé a tomarlo como sustituto del celular cada que iba al baño o tenía 2 minutos libres mientras cocinábamos. Para antes de comenzar la sesión del 21 de Abril, había leído veintitantas páginas… 

Disculpa, M.E., Maga está marcándome al celular. ¡Qué sorpresa! Sin decirle, escribiré lo que me vaya contando:

Se supone que piense acerca del libro de Berger pero aún no llego a esa parte; además, primero hablaré contigo, Maga. Hiciste bien al marcarme en vez de textear. Hablaste por teléfono con O. Lo saludaste por mí. Se desahogó contigo un poco aunque los bebés lo apuraban para la fogata. Me cuentas sobre los planes de hippies usurpadores de la tierra en los fuegos de Tepoztlán. Estás de acuerdo con algo. Me cuentas que hasta ahorita le hablaste, después de meses (a O.). La secuencia de los mojitos, chelitas y darle like a toda la vida ¡Ja! Esa agenda del 2010 de la que hablas es una fuente de nostalgia, testimonios y más cosas que sólo tú sabes. Al editor de la revista de educadoras lo conociste por casualidad. “Una relación de likes”. Dices que no le das like a todo. “Los me encanta sí me salen del corazón, además, multiplicar reacciones implica un esfuerzo”. Te robabas páginas de los consultorios e hiciste un poema dadaísta cuando murió Benedetti. La siguiente secuencia: “Me gustaría mostrar lo que hago, pero soy muy egoísta con mi arte. A mí me gustan mis cosas porque yo las hice, las hago como a mí me parecen. Me pasó mucho en la escuela, que hacía las cosas a la carrera. Soy maestra de arte pero me interesan los resultados, cada quien su proceso. En ese entonces, regresé a la misma casa; la mesa común tiene pincelazos míos. Hice y deshice en la terracita. Doña Vicky me daba de comer gratis a veces. Cuestión de tiempo (la película). Viste en vivo a Nick Cave. “En mi funeral quiero que pongan esta canción”. Uno de los planes tentativos para tu cuerpo después de muerta es que lo entierren en el Rancho Revolución. El pronóstico de vida de al menos 93 años, como la abuela, quien creció en San Miguel de Allende, en la calle Aldama, donde toman la foto a espaldas de la parroquia. Cuando tu abuelo (¿paterno?) era chico, vivía donde tú vives y su papá tenía una tienda en donde ahora está tu recámara, se llamaba La cuna de Allende y el papá de tu mamá iba a comprar las cervezas ahí. Estás segura de que si investigas, te cerciorarás de que tu abuela materna es pariente de Juárez. Siempre quisiste ser de provincia. Cuando tenías 10 años, tu tío trabajaba en Seguros Inbursa y todas las vacaciones ibas con ellos viajando mucho, en autobús, sola, hasta Celaya, Jalisco, Michoacán y otros lugares. Eres una vaga. En Celaya te enamoraste por primera vez. A él le gustaba tu prima. Te mandabas cartas con él. (¡Vaya! Entonces lo de las cartas es parte de tu vida desde muy pequeña). Cuando le dijiste que se vieran en Guadalajara te dijo que estaba comprometido. Esa es la historia de amor de una semana. “Sí, siempre he sido una vaga. Pero con la pandemia he aprendido a estar más en la casa. No puedo irme porque soy muy sentimental para irme.” Plantaste un guayabo, una lavanda, una citronela y otras plantas. El jardinero plantó croto. ¡¿Quieres una máquina de escribir?! “El pánico escénico no existe, toda tu vida estás actuando, actúas al hablar con alguien. Y hablas diferente con otras personas”. En “Expresión literaria” tenías todo un plan y alguien te dijo que no desgastaras tus energías. Pero tú dices que “¿para qué haces algo si no lo vas a hacer con todo?”. “Cuando trabajo en la cárcel me pongo la máscara de la súper maestra”. La fantasía de ser tu entrevistador se expandió. “Al menos tenías amigos”, dije. ¿5 cortesías por usar orejas de gato? No, más bien, ¿por ser tú? Me duele la espalda, es hora de escucharte acostado. Hablemos de Cortázar como sugieres.

Desde que la conozco, Maga se aparece cuando menos la espero; aunque este marzo fue más bien regular, había días que hasta acordábamos una fecha y un lugar. Ahora se apareció en tu carta para que la conozcas un poco. Maga por aquí, Maga por allá. Me pareció que podía entretenerte conocer a alguien de mi intimidad. Alguien que a lo largo de 10 años, me ha hecho preguntarme: ¿es que siempre fue complicado querernos?… Ahora es diferente.