De H. para P.

Para P. (yo puedo ser el sea)

He regresado al altero de cartas (¿se puede decir así?) para buscar alguna que me permita mentir y he encontrado la tuya (esto que digo tal vez ya es una mentira). No es difícil decir esto porque lo que haces en esa carta es crear un back apocalíptico integrado a un flujo musical y cinematográfico… todo es un poco espectacular. Sin duda no estás lejos del lugar de Melvin Mapple viendo la gordura, la guerra o la violencia como una efervescencia de esta modernidad tardía (esto que digo también es mentira porque en el fondo él es un seductor del conflicto íntimo y tú un seductor del reflejo social). Él crece sin límites y tú te distribuyes y confundes en diferentes universos.<x/p>

En el fondo digo todo esto porque te considero cómplice en la búsqueda de pasajes que tocan el delirio, y bueno, creo que aceptarás que delire con algunas verdades que nacen de tu texto (¿otra posible mentira?).<x/p>

Me encantó la idea del Blade Runner tropical. Trato de ver las transformaciones que podría causar el trópico en los replicantes. Sí que es un problema imaginar los cuerpecitos humanoides cerveceros tan cerca de los humanos que beben cerveza y caminan todos los días, tan iguales como si el robot del robot del robot dejara pasar por sus artificiales sistemas el mismo derivado de la cebada.

A ratos creo que los replicantes eran duraderos modelos de un ideal de eficiencia maquinal y estética con no pocos trazos caucásicos. Y luego, ¿qué haremos aquí? Me imagino que todo puede ser al revés, que todos los que se acercan al parámetro caucásico son los eslabones perdidos de los antiguos replicantes de un mundo que evolucionó y encontró (en los humanos de a deveras) festejos coloridos y la alegría selvática como un divertimento de una nueva sociedad más libre, más subordinada (porque han abandonado los complejos sociales) y más llena de sudores y deseos que fluyen al ritmo de alguna jarana.

El asunto es que en la primera generación de esa famosa historia de ficción había un especial interés por retirar de circulación los androides rebeldes que de alguna manera no se iban solos. Quiero pensar que los personajes de Philip K. Dick y de Ridley Scott, son los únicos que mantienen la correcta forma corporal en esta época de mixturas raciales. Siempre me pregunto, ante el prodigio de la bien hechura humana tan emparentada con las rosadas mujeres traídas de Georgia para iluminar el harem de algún sultán, ¿cómo se le habría ocurrido a Johann Friedrich que ahí estaba el secreto originario de una raza?

En fin, vuelvo a la franja tropical que nos permite a los habitantes humanos mixturados, observar los baluartes de las antiguas creencias de pureza de raza tecnológica dominante, heredera legítima de los Nexus 6. Ellos sin duda se comportan con el garbo maquinal de la historia. Pero esto que digo es casi la insinuación de una posible locura: el trópico invade con sus sufrimientos humanos esa delicia moral robótica heredada en cada hombre de bien. El trópico, cada vez más simple y más vasto, desvanece las democracias con el ritmo vibrante que nace en el golpeteo de los cuerpos, tierra mojada que canta con estridentes voces la sinuosa protesta de la injusticia, que murmura con espasmos melancólicos la pérdida de libertad tomada y retomada por la soberbia de los replicantes.<x/p>

Pero (otra vez)… regreso al principio… ¿será que miento?, ¿que nosotros somos los tropicantes escapados de las manos de los mercenarios cazadores de robots?

Al final de tu carta preguntas:

  ¿has visto las mejores mentes de tu generación destruídas por la locura?

Y ante la dupla tecno-trópico reinante yo preguntaría:

  ¿Has visto a nuestros mejores locos destruidos por las mentes tecnológicas de las nuevas generaciones?

(Las preguntas pueden llevar música de fondo de Vangelis)

H.

11 de noviembre, 2020