De J.M. para E.

Hola, Lalo,

La vez anterior escribí entrometiéndome en la plática que sostenías con Luis, atraído por la visión que tienes del mentir y la dificultad que implica definir el momento en que dejas de hacerlo.

Después de escucharte, corroboro que “El lenguaje es fuente de malos entendidos” (Antoine de Saint-Exupéry), pues presupone un entendimiento de lo que sucede por el hecho de creer en la “interpretación” de la vivencia del interlocutor o de uno mismo. Hablar de verdad es relativo, cuestión sobre la que nos ilustró Humberto en aquella ocasión.

Me pregunto dónde queda la intención del actuar de la persona cuando tiene el propósito de describir o narrar, cuando lo que relata es verdad de acuerdo con su entendimiento; si su visión resulta diferente o errada, no la considero una mentira. Esto me hace recordar la frase de Oscar Wilde: “La pura y simple verdad raramente es pura y nunca es simple”. Ante la falta de pureza en el sentir humano y la multiplicidad de estímulos internos y/o externos, percibimos las sensaciones que definen nuestra realidad. Mentir es diferente, pues tiene como propósito engañar, lo cual implica, según nuestro aparato lógico y sensible, que se ha creado una falsedad con la intención de manipular o influir en las decisiones de los demás.

Sujeto a que me corrijas, he percibido que mentir, desde tu perspectiva, es la dificultad de identificar los límites del lenguaje ante lo relativo implícito en presentar nuestra realidad, incluso cuando la propia temporalidad o el engaño constituyen variantes para valorar la verdad; resulta un verdadero acertijo saber dónde empieza y dónde termina cada idea. Yo distingo un sentido de la supuesta verdad en la colindancia de las ideas con un tiempo en el que se valoró la certeza de las acciones, como si hubiera una pausa en la cual trato de distinguir a qué espacio corresponde.

En la plática también se mencionó la manipulación como forma de la mentira, lo cual me significó en tanto que implica el control sobre otra persona y porque se relaciona con el engaño, primo hermano de la mentira que conduce a un razonamiento falso. Naturalmente es inaceptable porque impide discernir entre la verdad que deseo asumir y la que representa sólo mis intereses.

Cuando la manipulación cobra otra dimensión, tu sensibilidad y tu razón no registran el engaño, a veces, incluso si lo reconoces, tu voluntad se encuentra inhibida y si no hay poder de decisión para detenerte a sabiendas de que lo que vives es una mentira, en ese momento has perdido tu movilidad emocional e intelectual.

El único momento en el que reconozco dicha pérdida es en el amor, que puede iniciar de cualquier manera (atracción física, sexo, personalidad), pero con el paso del tiempo se convierte sólo en un actuar donde los límites entre la mentira, la manipulación y la verdad se desdibujan.

“El amor es la emoción más compleja. Los seres humanos son imprevisibles. No hay lógica en sus emociones. Donde no hay lógica no hay pensamiento racional. Y donde no hay pensamiento racional puede haber mucho romance, pero mucho sufrimiento” (Woody Allen).

Mi estimado Lalo, te agradezco el motivo para escribirte la presente carta. En verdad espero que no creas que pretendo manipularte, sólo describí y analicé mis entendimientos derivados de las diferencias que son las que nos distinguen como individuos. En lo personal, en todo hacer humano es esencial la intención y el sentido para actuar. “A lo largo de la vida tejemos nuestra propia historia y de hecho, donde acabamos es en realidad donde siempre teníamos la intención de estar” (Julia Glass).

Si me mientes “sin querer” para mí no es mentira, sólo te has equivocado o crees en cosas que yo no creo. Albert Einstein dijo que “la realidad es meramente una ilusión, aunque sea muy persistente”, entonces simplemente dijo lo que la metafísica le está enseñando a la humanidad desde los albores del tiempo.

Considero que cada uno de nosotros construye su propia realidad ante una realidad que compartimos, como es la naturaleza. Según mi parecer, el arte desarrolla preguntas que implican verdades e ideas que representamos plásticamente. ¿Por qué son preguntas? Porque nadie nos ha solicitado absolutamente nada, por consiguiente, nos inventamos nuestra realidad. Hay otros quehaceres que trabajan a partir de una solicitud o una petición previa, como sucede en la arquitectura o en los diseños que representan la idea del cliente, tal vez ahí se podría decir que miento si me alejo de los requerimientos, ¿tal vez?

Como el resto de la carta, nada es una verdad, es en lo que creo y parte del porqué elegí la plástica como un modo de vida. En verdad, espero haber podido transmitirte mi sentir acerca de los temas que tratamos y que mis limitaciones no superen las de Boaz (que con un cambio en la redacción me acercaría al personaje de la novela).

Lalo, me despido. Espero tener la oportunidad de conocerte, al igual que al resto de los participantes de “Tentativas para agotar un espacio virtual”, quienes me han permitido conocer otras visiones enriquecedoras gracias a la diversidad de miradas que tenemos de la vida.

Saludos y mil gracias por leer la carta.

Hasta pronto, en cualquiera que sea la manera que la pandemia nos lo permita.

Juan Martín 

Desde la CDMX, 11 de julio, 2021