De L. para J. de S.

7 de junio, 2021 

Desde la franja entre mi mente y una isla cuyo nombre no pronunciaré

It seems that no one has any faith anymore…

That’s what dreams are made for.

Green on Red

Querido José, 

La ficción te liberará. ¿Qué no de lo que vivimos no es una representación? Yo tampoco entiendo gran cosa, de hecho, para mí ha sido sumamente significativo aceptar la idea de no saber, no entender, pues, aunque ahí puedo identificar el deseo o hasta el dolor y la falta, también hay una energía gozosa por la constante búsqueda y el deseo de aprender, de permearme de lo que no entiendo. 

Te cuento que desde muy niño, mis padres, bastante intelectuales de izquierda, me compartían lecturas como Las 1001 noches, Iván, el imbécil o Platero y Yo, análisis marxistas y El capital. Desde muy pequeño me comenzó a impresionar la injusticia en el mundo, lo que implica muchas cosas, desde la repartición de la riqueza, hasta el poder y la política. Lo que más me incumbe de todo eso es la participación en la creación de la verdad y la realidad, y que desde esa época y en el fondo, intuí que quienes las controlan, controlan a los demás. Son la máquina de poder que permite que una persona armada o no contenga a cientos, que un amor sea un infierno. Pronto vi que no hay una verdad absoluta, algo que se ha convertido en un “lugar común”, y le crea una segunda capa de control. Para mí se comenzó a hacer la realidad el campo de batalla y acción. No en un sentido de perderla, de irme al cuarto a jugar en mundos mágicos (aunque definitivamente es un ejercicio delicioso y liberador, y quizás lo hago hasta hoy), sino de intentar aprender qué es lo que hace que algo parezca “real”. 

Tuve dos grandes intuiciones, grandes en el sentido de que de alguna forma me han acompañado toda la vida. 1) El camino de la búsqueda de la sinceridad, que más que como una abstracción religiosa o metafísica, la veo como un proceso de búsqueda, no de lo objetivo, sino del conocimiento a partir de la subjetividad; claro que es normativo, pero al buscar estrategias para relativizarlo, para hacerlo afectivo, se puede “contener”, “desnudar” al mismo tiempo. 2) Descubrí un par de preguntas que son pilares en mí: ¿por qué sé lo que sé? ¿Cómo sería si supiera otras cosas? Que claro, vuelve al deseo de aprender, pero además implica una performatividad de la alteridad, una intención de aplicar lo que aprendemos a la vida, abrir las vidas, como en un gesto de colaboración pero dentro de mí mismo. 

Repito mucho estas citas: Tom Waits dice que “todo lo que puedes pensar es verdad”, me fascina por su gesto creativo, pero a la vez, Deleuze preguntaría, “¿cómo pensar en lo que no sabemos si lo que sabemos y podemos enunciar es un sistema complejo pero limitado?”. Para mí la respuesta ha sido un collage total, una no separación de la vida y el ejercicio creativo; si todo es representación, todo es una posibilidad creativa que a su vez ojalá represente más sinceramente lo que entendemos y queremos. En mi collage uno lo cotidiano con el universo artístico, y relacionar todo me permite ver imágenes que no podría pensar. En nuestra novela, un gran motivo es el no saber/entender y desde ahí se desnudan las faltas, se crean los anzuelos y la oportunidad para el otro de dominar o administrar la información. Mas no saber o entender puede implicar “perder el control”, dejarse permear, dejar que otras cosas se articulen y dejar que esas cosas nos ayuden a identificar otras configuraciones, hacer posibles otras construcciones. Humberto nos ha dicho que entre más interpretantes manejemos, podemos crear una visión más amplia del mundo. Lo que me deja pensando que, para nuestra salud mental y emocional, hay que aprender mucho, pero ser muy sinceros al momento de implementarlo (entender con todo el cuerpo), de construir nuestra realidad. Ser permeados, no dominados; sentir, dialogar y aplicar. Dar.

Es una de las cosas más bellas del arte, es una gran herramienta de exploración, de ejercicio de sensibilidad y subjetividad (poner en acción nuestras ideas y cuerpo para relacionarnos con lo normalizado), una oportunidad de procesos diversos e infinitos que transforman el mundo, aunque sea el nuestro. Quizá desde ahí, desde ese nosotros, podemos participar mejor en la verdad y la realidad, en la mentira y la falta, en el silencio o la ficción. 

Las preguntas que haces, la forma de contar, me atraen mucho: estás ahí. La significación se construye cuando haces aparecer lo que no está presente. La palabra y la cosa son lo mismo en un sentido de alteridad, de canibalismo, lo que queremos incorporar, tenerlo adentro. Dicen que un humano no debe ir a la selva solo, si estás ahí y ves un jaguar, no sabrás si eres el jaguar o el humano. Yo creo que todo está conectado, pero solemos pensar sólo desde lo que sabemos y eso fractura; de ahí la importancia de intentar pensar en lo que no sabemos y conectarnos con todo lo que podamos. 

La ficción es una gran herramienta. Me lo dijo Enrique Vila-Matas pero lo han de pensar muchos escritores: la realidad necesita la ficción. En mi caso, estoy obsesionado con la bitácora, intento atravesarlo y registrarlo todo, porque en los mundos que planteo, esa “evidencia de lo real” me hace sentir que mis construcciones no sólo son posibles, sino que articulan realidades. ¿Cómo compartirlas? No te invito a vivir en un mundo mágico ficticio, sino a seguir creando tus posibilidades de otros mundos y todas las evidencias y construcciones necesarias para que sean posibles, para que modifiquen tu realidad

Con cariño, 

Luis Frías