De L. para J.M.

De L. para J.M.

22 de junio 2021, desde el Museo de lo Invisible

PIEZA DE PIEZA

Cuando se necesita una pieza, conseguir una persona en vez de una pieza. Vivir en ella.
Cuando se necesita otra pieza, conseguir otra persona en vez de otra pieza. Vivir en ellas 
Yoko Ono

Estimado Juan Martín,
Hace rato abrí un libro de Yves Klein al azar y vi una frase que decía “vivir es morir”. El arte nunca desaparecerá porque es una parte intrínseca del ser humano. No importa que se queme el museo o se desmaterialice la obra, que no haya manos con que trabajar; nuestra experiencia necesita de lo que se conoce y construye desde el arte y la creatividad. No te desanimes. Puedo imaginar lo complicado que es enseñar a hacer escultura desde la pantalla, pero al mismo tiempo, creo que puede ofrecer grandes diversiones y aprendizajes. 

Comenzamos a comer en una cantina, La Resurrección, que está a unas cuadras del Museo de la Cancillería. El primer día que fuimos durante el montaje, una pareja de viejitos nos dijo “buen provecho… y, jóvenes, la vida es para disfrutarla”. Supe que era un buen augurio y le he tomado cariño al espacio. Seguido llevo a las visitas ahí después de las actividades de la exposición. Hace unas semanas jugué a hacer una escultura invisible en el lugar donde los viernes se pone la banda de soneros. Lo que se me hizo más divertido aún fue que unos días después repetí el gesto con otros amigos, pero respeté el lugar de la primera. Comencé a construir mi museo invisible, que a la vez reúne mis afectos. Mañana va Alan, el cantinero, a visitar mi exposición, y estamos en conversaciones para convertir la cantina en un apéndice del proyecto, llevar lo del museo ahí.

Cuando estaba en la facultad de diseño industrial, se comenzó a notar la necesidad de aprender algunas herramientas tecnológicas para hacer las tareas y el trabajo en sí. La mayoría optó primero por Photoshop, Autocad y luego el Rhino. Yo tenía dos resistencias. Por un lado, estaba un poco asustado de haberme equivocado de carrera, pues al intuir que siempre haría arte quería estudiar filosofía o sociología, y ante la obstinación de mis padres, postergué la elección de la carrera hasta que un día acompañé a mi novia de aquel tiempo a visitar la facultad que le interesaba. Yo me hice el conocedor y ofrecí llevarla, pero al llegar a Ciudad Universitaria me di cuenta de que no sabía dónde bajarnos del camión. Nos bajamos en la primera parada, por nervios de pasarnos, y tuvimos que atravesar toda la universidad. Pasamos por un pequeño pasillo, vi una oficina que decía Secretaría académica, pedí un plan de estudios que no vi, sino que doblé y guardé en mi morral, y semanas después supe que era esa carrera. Las materias parecían ser creativas y en parte sociales y me inscribí, pero no supe hasta el primer día de cursos propedéuticos que la visión del diseño industrial era la solución de problemas para la producción en masa (cosa que me conflictuaba al ser un joven punk y con pretensiones comunistas). Decidí en aquel momento darme un semestre para ver si lograba construir o encontrar una definición con la que pudiera vivir, y ese semestre se convirtió en toda la carrera. Sí encontré mi definición. 

Por otro lado, la cuestión era que no creía que el arte podía hacerse digitalmente, me faltaba el aura, el cuerpo. Claro, era una resistencia ligada a la ignorancia. Muy similar a cuando conocí a Marilyn Manson, que literalmente me asustó desde la pantalla de la televisión, hasta que quise confrontar mi miedo y después se convirtió en un símbolo de liberación; o cuando rechazaba a Yoko Ono por el simple hecho de no entender su obra, y ahora se ha convertido en una inspiración. Un amigo le sabía un poco al Photoshop, y otro comenzaba a usar el Fotolog. Nos juntábamos seguido a pintar y dibujar, hasta que un día le pedí a Tadeo que me diera una introducción al programa. Me enseñó en una hora lo más básico, las herramientas de dibujo, las capas y cambios de luz. El problema era que no me motivaba aprender para hacer un plano o una presentación que además en ese momento era inexistente. Tenía que hacer algo que me motivara. De alguna manera, se juntaron las ideas y decidí hacer un Fotolog que llenaría con imágenes digitales a modo de diario como exploración de la herramienta. Por cuatro años hice casi una imagen diaria con el pseudónimo de Abraxas_grafico que publicaba en esa red social. La herramienta presentó posibilidades que sobrepasaban mi discriminación, como la velocidad y capacidad de unir imágenes de la cultura popular o el universo artístico con otras, o con elementos constructivos de la imagen. Me fascinaba la idea de construir otro algo desde una o varias imágenes que ya existían. Sin darme cuenta, esa experiencia modeló en gran parte mi práctica actual. A la par, acepté que la computadora era una herramienta, comencé a estudiar y a aceptar el arte digital. No quiero decirte que la tecnología es una herramienta y que hacemos con las herramientas de nuestro tiempo. Mejor vuelvo a citar a Yves Klein, “Si pongo mi sensibilidad en una pintura, ¿por qué no ponerla en todas las cosas?”. 

Si falta el cuerpo, estoy seguro de que hay cosas de nuestro proceso cognitivo, que también es espacial y afectivo, que no se activan tan fácilmente por medio de la pantalla; como la memoria, que es espacial, como la diferencia de ir al cine que ver una película en la computadora. Pero la experiencia se puede construir, no olvidemos que estos medios también son representación. ¿Cómo construir el cuerpo desde la pantalla en una clase de escultura? ¿Cómo hacer presente lo que no está? 

Hace unos meses, en un grupo de estudio, Irasema Serrano nos pidió al despedirnos que lo hiciéramos con las piernas. Fue un gesto pequeño pero muy liberador creo que para todos los del grupo. No es una respuesta, es un ejemplo de un deseo de usar este medio que está en definición, de otra manera. Nadie nos ha dicho cómo usarlo ni tampoco cómo debe usarse. Úsalo para construir el mundo que deseas y necesitas. Todo está en todas las cosas.

Me sumo a la pregunta,
Luis Frías    

PIEZA MANUAL

Sentarse en el jardín.

Levantar una mano.

Extenderla hasta que alcance una nube.

Hacer que el amigo haga sonar un símbolo.

Seguir extendiendo la mano hasta que salga de la estratósfera.

Hacer que el amigo haga una bandera.

Yoko Ono

Amos Oz, Versos de vida y muerte (novela).