De L. para M. 

De L. para M. 

25 de abril 2021, desde un lugar sin mapa

Si pongo mi sensibilidad en una pintura, ¿por qué no ponerla en todas las cosas?

Yves Klein

Utilizo mi vida como un material, como cualquier otro.

Sophie Calle

Todo está en todas las cosas.

Sergio Pitol

Querida M., 

Busqué para Humberto ese lugar que creo que sólo existe en la posibilidad del universo artístico. Definitivamente me divierte y emociona la capacidad de pensar en algo que no conocemos, intentar hacerlo parte de nuestra “realidad”. Puedo pensar en Estambul sin haber estado ahí, la cosa es cómo construir una realidad que no conocemos. Esas evidencias cotidianas y descabelladas que dan sensación de realidad, son una obra de arte en sí mismas, lo que fija esa posibilidad de: pensar en lo que no sabemos. Como siempre, comienzo a la deriva. Para llegar al destino hay que caminar en sentido contrario. Hay una carta pendiente por escribir. La necesidad de una despedida que no estoy del todo seguro de querer hacer, lo que la hace imposible de atravesar y de alguna forma me ha privado de escribir cartas en los últimos meses, por más mía que me parezca la práctica. Y aunque no creo poder abordarlo aquí, no desaparece la sensación de ser un ensayo, una práctica. 

He platicado mucho con mi amigo D. Parece que muchas cosas deseadas tienen que ver con la posibilidad de soltar, de ser realmente libres. Perder el control. La cosa es ¿cómo ubicar dónde se encuentra ese dolor? En mi caso, me encuentro lidiando con algo parecido a un secuestro. Un acto violento que nos separa del amor, del placer, quizá hasta del goce; una situación donde lo que está sucediendo es totalmente lo contrario a lo que uno desea que suceda, o a lo que entiende. Un no lugar. Me siento como en una de esas situaciones en que la otra persona tiene tu mapa completo y abierto, sabe cómo recorrerte, pero no lo hace, o lo hace con una lógica desconsoladora. 

Hace poco vi a alguien sufrir mucho por un problema de salud mental, era una cosa obsesiva que parecía inundar todo. Lo extraño es que no se resolvió, sino que la amenaza se convirtió en otra, y casi como un abracadabra se liberó. ¿Se liberó? ¿Se convirtió en otra cosa? ¿Por qué confundimos la fuerza del amor del otro con la nuestra? Creo que siempre estamos en juegos de tensiones. Constantemente intento “fijar” o “capturar”, construir configuraciones en mis dibujos; me interesa la dirección hacia la que me proyectan esos encuentros. La imagen nos falta. Es como fijar para abrir, para ampliar, lo hago para ver lo que no está del todo aquí, lo que no entiendo. Así lo he pensado en el amor. Qué hermoso sería estar con alguien con quien te configuras abriendo capas, pero sin la necesidad del control, sin toparnos con esos miedos que tenemos tan arraigados que nos paralizan o privan de cualquier rayo de sol, o que prefiguran y esterilizan lo que aún no sabemos. ¿Cómo construir algo que está vivo, algo que se transforma continuamente? No lo siento tan descabellado tampoco, al final, es como la vida misma, cada día inicia de nuevo, la posibilidad se manifiesta. ¿Cuál es tu salto de fe? 

Hoy me asusté. Por un momento me sentí seguro de fijar una idea en mí para avanzar en la despedida. Luego me dio mucho miedo haber olvidado unas fechas importantes. Tuve que ver mi agenda para buscar la pista, pero como era información que no quería borrar de mí, tampoco la fijé ahí claramente, confié en mí y sólo dejé pistas. En verdad no lo olvidé, sólo es información que está extraviada, o yo me sentí extraviado. Como si se revolviera el “desde dónde” ver. ¿Qué cosa podría decir aquí de la que me pudiera arrepentir? ¿Qué no se trata de eso? De alguna forma decirlo todo, todo lo que se convierta en un ancla para el movimiento, como la fricción. Que se aprieta y suelta. Sístole diástole. Creo que por eso de inmediato siento que no hay una diferencia o separación entre mi vida y la práctica creativa, como si sólo supiera vivir en el hacer. Lo que hace que a veces comience a aparecer un temor de nunca aprender a vivir en lo “cotidiano”. Como la paradoja de Teseo, ese barco al que le cambian todas las partes. Lo que me salva, mi salto de fe, es sentir que hacer arte es un gran gesto de amor, que antes que un acontecimiento cultural, el arte es parte de la experiencia inherente al ser humano, es vivir. ¿Lograré aprender?

Con cariño y sed,

Luis Frías 

P.d. Me acordé de una anécdota de la que envío un dibujo. También tiene su mapa: La imagen que nos falta de Pascal Quignard:

Map Scraps de Orvonton:

https://sinewavelover.bandcamp.com/album/map-scraps

Una vez Enrique Vila-Matas contó una anécdota diciendo que Erik Satie solía contestar las cartas sin abrirlas. Sin leerlas. Nadie se ofendía, más bien, las contestaciones entraban en una conversación semejante a un collage, como de un tiempo “otro”. Quizás nos falta más tiempo para comunicarnos, más tiempo entre nuestras comunicaciones, para no ser el mismo en cada entrada. Una noche, con ese mismo espíritu, Enrique contestó sus correos electrónicos sin leerlos. Me parece que es una acción de valentía. Como el salto al vacío de Yves Klein.

26 de abril, 2021