De L. para W.
10 de mayo 2021, sobrevolando Tenayuca,
entre dos ciudades en que he vivido y no sé si volveré a vivir
“Vamos a volvernos locos”
León Benavente
Querido Wenceslao,
“No pierdes lo que das”, lo dicen los queridos Christina Rosenvinge & Nacho Vegas en su disco Verano fatal. Dicen que ellos se amaban, luego se separaron. ¿Como que no es la misma acción, verdad? El disco argumenta en ambos sentidos, y otros en expansión. ¿Existe algo así como estar un poco enamorados?
Aún es hermosa la primavera. Es un verano fatal, no pasan por la basura, no hay agua, hay más de 40°C a la sombra y sí lloro por ti (y ell@), por todos. Ya tenemos los pies metidos en el otoño. Siempre te pienso con cariño, valiente, eres valiente. Recuerdo las veces que apostaste por mí y por nosotros todos en la Escuela Adolfo Prieto, casi sin conocernos, pero con la sensibilidad de quien está apasionado siguiéndole la pista a la “creación”, o a la configuración. En el collage es prácticamente lo mismo. ¡En la vida! ¿Que no todo es una representación? Anoche escuchaba Ánimo, valiente de León Benavente y me parece que estaría bonito que la pusieras ahora.
En muchas de las cartas veo un velo de melancolía que quiero suponer que más que responder al momento histórico, es como un paso de baile o una vestimenta de acuerdo con la ocasión. A todos quiero escribirles como tú respondías en la EAP en esos tiempos, sin saber qué va a pasar: desde lugares donde no estamos, pero entendemos. Aún o nunca, como alguna vez cantó Nacho Vegas, “lo que escribo no sucedió ni sucederá”. ¿Qué no está sucediendo? “Con nuestras mentes tú y yo buscamos forma para nuestros días, que con frecuencia son oscuros, e intentamos hallar lo que está ahí, infinitamente, minuto a minuto”. Lo que no sabemos es lo único que es constante y que podemos cambiar. Me gusta más que pensar que “lo que no podemos desunir es lo que nos habrá de separar”. Quizás a “todos” el amor nos pone melancólicos, ese espacio entre la locura y la certeza, entre el placer y el goce, entre la posibilidad y eso que no pudimos articular, entre el deseo y el dolor. Entre.
Cuando comencé a hacer collage conscientemente, o más bien me comprometí a explorar la estrategia, o quizás me dejé guiar por el encuentro, se unieron varias cosas similares a lo que me sucede ahora. Había una gran “capacidad” de no entendimiento, en lo social, en el amor, en lo familiar. No quería simplemente entender, sino tener más miradas desde dónde ver. En una primera instancia, me sedujo más que llevar la información de un lugar a otro para ver “algo nuevo”, la posibilidad de mapear, aunque fuera en fragmentos, la mayor cantidad de información que me fuera posible (sensible, huellas y creencias), para en algún momento, al “tener más conocimiento”, no en un sentido erudito tradicional sino de alteridad, poder mirar desde muchos lugares y quizá entender mejor lo que viví, lo que vivimos. Tener nuevos comienzos no reaprendidos, sino liberadores como actos creativos vitales. Como sonrisas y piedras que soltar al subir la montaña. Somos sobrevivientes.
Deseo mucho llegar al destino. Nunca he pensado en cuál es, y ése es mi mayor acto de fe. Por eso el compromiso con el arte. Este avión me lleva por tres meses a la CDMX, pero no voy a negar que también deseo que, por cualquier extraña e intranscendente razón, se gire en varios planos. Acabar, por ejemplo, en el San Francisco o el París del 69, o en Real de Catorce dos semanas después de ahorita. Lo que sé es que todos somos maestros y alumnos, estamos interrelacionados, y yo llevaré tanta bitácora como me sea posible y, como Humberto, invitaré a todos a hacerlo, tanto que nunca nadie jamás vuelva a ser el mismo. Simplemente seres colectivos que juntos penetran y amplían esos nudos que nos han acostumbrado a dividirnos.
Me encantó tu abrazo, te lo repito, te lo repito: abrazos con el calor de todo el tiempo,
Gracias por todo,
A´ida, Christina y Luis
León Benavente – Como la piedra que flota (Videoclip Oficial) – YouTube