Mayo 18, 2021
Hola, es difícil comenzar una carta cuando no se conoce mucho a quien se la escribes, sin embargo, las tramas de las cartas que he tenido oportunidad de leer me han permitido asomarme un poco y procurar entretejer historias. Pido disculpas si no las he comprendido y por lo mismo mis deducciones son erróneas, no siempre es fácil relacionarse, pero las cartas de A’ida que hablan de los ángeles, de la muerte y de su fiesta para celebrar su cumpleaños, se relacionan de algún modo con la manera en que describen la relación entre Humberto, Mina, el Chino, Rafael y tú, querida Eugenia. Quiero quererlos porque de algún modo he unido mi vida a la de ustedes mientras dura este ejercicio epistolar…
Tal vez digas “y a mi qué, esta mujer quién sabe de dónde salió, por qué habría de querernos”. También he vivido en carne propia la ausencia de seres amados, quedan en mi mente sus palabras resonando, las fiestas y los bailes en los que sin saber qué pasaría mañana pasábamos un rato pensando que la vida nunca iba a cambiar. En mi caso cambió muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos me vi en la ausencia, creí que los ángeles me dirían cosas, quise saber cuántos tipos de ángeles había, cómo eran y cuál era la función de cada uno. Pero al tiempo comprendí que los ángeles buenos, los que están con DIOS, -no los caídos, porque esos sólo cuentan mentiras que te llevan al confín del inframundo-, los que sí hacen cosas buenas, las hacen porque están con DIOS y sólo a él escuchan. Con el tiempo sí hallé la paz, no porque yo tuviera poder sobre ellos, sino porque en verdad creo que DIOS se apiadó de mí y me envió tranquilidad cuando estuve lista para recibirla. Perdón, me puse nostálgica, pienso que Mina sostuvo las manos de este amigo, el Chino, y que se despidió evitando un adiós difícil; yo no puedo decir lo mismo cuando tuve la oportunidad de pasar por esa experiencia.
Soy de un lugar un poco lejano. Al igual que describes cómo nos ven en la pantalla, yo los observo y quiero ser útil para este proceso en el que de algún modo entretejemos lo que somos con lo que leemos…
Me alegró la carta donde A’ida dice que cocinará porque es su cumpleaños, que hará muchos platillos como si cayeran del cielo. A veces cuando celebro, también pienso que algo cae del cielo, porque en él espero hallar algo que se fue… Me gusta cómo describe que baila pensando en la llegada de sus amigos y lo bien que lo pasará.
Sabes, hace dos años viajé a Brasil y estando allá de algún modo me sentí feliz de recorrer otras calles, de conocer otras personas, de comer otras comidas; sin embargo, todo lo pienso en voz alta porque creo que de algún modo lo comparto. Si pienso que me escucha en la distancia, sé que me amaba y sé que también cuando soy feliz de alguna manera él comparte esa felicidad, nunca se sabe cómo acabará…
Con los años, también rehíce mi vida y estoy agradecida de tener un compañero que gracias a la madurez puede entender y compartir sin preguntar; así continuamos juntos este viaje de vida. La experiencia que se vive en estos tiempos es algo inédito, donde se espera lo mejor sin saber qué pasará mañana, es algo a la vez fascinante y también estremecedor, esperemos lo mejor.
Hasta la siguiente reunión,
Con afecto,
María Elena