Querida A.:
Respondo a tu carta el día de muertos, ¡las fotos que me compartiste son fascinantes! Me llamó la atención cómo la primera tiene todo el rigor científico con el hombre sentado con cubrebocas, bata y guantes, frente a una computadora; y todo evoluciona hasta la última foto en la que salen Daniela y tú tan contentas, no sé si ese orden era tu intención. Las fotos de Kendrick son hermosas y las momias infantes son muy impactantes por su grado de conservación y su expresión, las veo cada tanto en mi teléfono.
Nuevamente, no estoy muy segura de qué compartir. Siento como si cada tanto me vaciara, y aunque me mantiene serena, complica la interacción con otros. “Donde hay vacío hay capacidad de gracia”
Viendo las fotos, pienso un poco en el cuerpo. Nuestros cuerpos han muerto varias veces: las células que me permiten escribir estas líneas no son las mismas que las que me ayudaron a nacer; pasé de no tener dientes a tenerlos, perderlos, crecer otros y dejar que me extrajeran un par. Todas las experiencias y pensamientos parecen ir en paralelo con esos cambios, espectadores o ignorantes de la transformación. Me da curiosidad y me recuerda que tenemos la capacidad de reconstruirnos una y otra vez, exterior e interiormente.
Comencé un pequeño proyecto de cerámica con ese pensamiento, con tus fotos y con el recuerdo de Frankenstein (el original de Mary Shelley).
Oreja: fue la segunda pieza que hice modelando a mano, mientras la hacía recordaba la resonancia, cuando te pones un caracol en la oreja puedes oír el mar y me preguntaba cómo se escucha el cuerpo por dentro.
Además hice dos manos (izquierda dos veces), un corazón (lo más anatómicamente correcto que pude) y cuatro caras/máscaras. Aunque son un poco el mismo tema, las manos son más interesantes, pero no alcanzaré a desarrollar cada uno en una carta. Apunte sólo de las manos: los ojos de la piel o bien, tallos/raíces de nosotros.
Herbert Bayer 1932 Detalle de Apolo y Daphne de René-Antoine Houasse
Te mando un abrazo, espero leerte pronto
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