Septiembre, 2020
Así la vida, destinados a ocurrir, escucho un concierto de Silvio Rodríguez en Chile, en el año 1990, cuando la cosa ardía por ahí con el tema del golpe de Estado y se otorgaba la banda presidencial en Valparaíso, acabando así con 17 años de dictadura militar (esto me lo dijo google cuando puse en el buscador “1990 Chile”). Dedicó el concierto a Víctor Jara, quien fue torturado y asesinado en 1973. Habla del tiempo, de la melancolía, de la soledad, del mar, con una instrumentación preciosa; te puedo decir que me ha llegado al alma, son una inspiración total las letras y la poesía de Silvio.
Me llama mucho la atención la cuestión del tiempo: el tiempo que A´ida decidió seguir escribiendo, el tiempo que ha pasado ahora para encontrarnos con los amigos, lo diferentes que estamos seguramente de la mente y que compartiremos después. El tiempo que usamos para crear e inventar nuestras historias, las que nos contamos, las que entrelazamos con los demás. El tiempo que es relativo.
¿Es extraño lo que nos inspira confianza, verdad? Yo lo acabo de experimentar, no sé cómo explicarlo, sin embargo, a veces me gustaría tener más encuentros extraños y que me inspiren más confianza.
Lo que sí he experimentado, es esa parte donde la expectativa pertenece más al cuerpo y la esperanza pertenece al alma. Ambas cosas las he experimentado muchas veces y me sentí identificada. Aunque la expectativa de un cuerpo puede durar tanto como la esperanza, como A´ida lo hizo al mantener la comunicación con Xavier. Las cosas que puede crear uno en su mente para mantenerse a salvo.
Y hablando de otra cosa, el otro día leí que nosotros inconscientemente preparamos nuestro encuentro con la muerte. Cuando me explicaron el tema lo entendí muy bien, pero no podría decirlo ahora, es algo así como que nuestro ser interno sabe más que nuestro libre albedrío. Entonces pienso que nuestro inconsciente nos lleva por los caminos y prepara todos nuestros encuentros con los demás humanos y con todo lo que nos rodea. ¿Tú crees en el destino?
Ahora mismo me vino a la mente que los encuentros con otras personas son causales, no casuales, sólo que cuando lo pienso intento analizarme demasiado y entonces no me doy cuenta y a veces no disfruto, me doy risa. A veces creo que tengo problemas de adaptación, sin embargo, cuando hablaban en el libro sobre la honestidad y la mentira, pensé que uno sólo tiene que ser honesto consigo mismo y lo demás es lo de menos.
Hace unos años estuve pensando en las cosas que pasan con los países, con los gobernantes; es inevitable no involucrarte ni darle hilo a los temas relacionados con la democracia, las izquierdas, las derechas, el comunismo, el socialismo, etc. Es una cosa que casi no discuto con nadie, pero tengo dos amigos con quienes hablo siempre sobre eso y sobre cómo se va desarrollando el mundo, acerca de lo que ha ocurrido en el pasado y de lo que sucede hoy día. A veces me da tristeza todo este tema político y en lo que el hombre es capaz de convertirse.
Te confieso que en algún momento de mi vida quise irme a vivir a los caracoles en Chiapas, como maestra, y vivir como ellos viven.
Espero que te encuentres bien, al igual que tu familia.
Abrazos, M.