Es tiempo de volver al compromiso:
el escritor tiene que decir quién es y qué piensa.
José Saramago
Buena tarde, Gibrán:
En tu última carta a Lara, cierras con el tema de la idealización. He buscado en la RAE su significado y cito textual: “Elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía”. ¿El poder de la inteligencia para “elevar” una realidad? Esto ha desencadenado una serie de preguntas, propias de mi curiosidad, sobre la “realidad sensible” que Platón describía como los objetos del mundo material sobre los cuales ejercemos nuestros sentidos (sensaciones), obteniendo como resultado un conocimiento sensible, limitado a lo que nuestros sentidos nos pueden ofrecer… ¿cuál es la relación entre La caja negra de Oz y la idealización?, ¿qué sensaciones se construyen alrededor de una realidad?…
Me ha gustado la invitación de Humberto de sentirnos con la libertad de escribir alejados de la “estructura formal” de una carta, y tomo ventaja de mis notas en la libreta, reflexiones, preguntas y extractos de lo que infiero al leer, como si quisiera reescribir la historia, o hacerla mía… ¿recordarla o idealizarla? Te lo comparto:
Las carencias afectivas hacen catarsis, incapacitados para amar, los personajes imploran ser amados, desde su falso poder… y el amor, ¿cómo libra esta lucha en territorios de conflicto?
… la caja negra nos muestra un catálogo completo de luchas:
Luchas por el control del otro, por ejercer el poder sobre el otro, por demostrar la razón al otro, por la supremacía intelectual, racial, religiosa, por la libertad, por retroceder el tiempo, por adelantarlo, por evitar lo implacable… la insistente lucha por la verdad, la imposición de los ideales, los intereses económicos, el dominio del que uno cree, es el conocimiento sobre el otro…
Y también están las luchas que liberan, despiertan, habilitan, desapegan, desmitifican, renuevan… esas luchas internas, que sanan, duelen y reconfortan, empoderan al ser, le dan fuerza al espíritu… ¡poder! ¿Idealizo?
Las personas cambiamos dentro de un proceso de pérdida del control, de lo que uno piensa es controlable, desde la aceptación de la vulnerabilidad de lo externo, lo inminente, lo invencible, y rendirse… entonces es posible ser libre y reconocer al otro en libertad.
Ahí está descrita un poco de mi persona motivada por la lectura de Amos Oz, de sus magníficos personajes, a los que en la primera parte odié, amé, subestimé, descubrí, sorprendí, de los que me reí, y a través de los cuales reconocí la magia, la genialidad de un escritor comprometido, como cita Saramago…
Saludos y gracias por leer estas líneas.
Pamela