De P. para K.

Mérida, Yucatán, a 5 de diciembre, 2020

K.,

¿Quién podrá descifrar todos los signos? Pitonisas, oráculos, adivinadores, nigromantes; cartas, runas, vísceras… ¿Habrán sido todos charlatanes? Yo he pensado que sí. Ineludiblemente, quienes acudieron en busca de conocer su futuro, encontraron su destino. En ese sentido, los adivinos son como los médicos para Molière, fraudes cuyos fracasos yacen ocultos bajo tierra. Pero, ¿quién pondría en duda lo que dice un hígado de cabra, una runa, una carta?

Siempre me consideré escéptico, pero el misticismo me persigue. Ya les conté la historia del hallazgo de las cartas. Pero ahora te cuento lo que hallé dentro de la caja de un disco de acetato. Para hacerla de emoción va en dos partes.

  1. Estática y melomanía.

Diciembre de 2018. Mi hermana me regaló tres discos de acetato en el intercambio navideño:

El primero, “4 Compositeurs Mexicains. Chávez – J. Mabarak – Moncayo – Revueltas”, por la Orquesta Filarmónica de México, dirigida por Fernando Lozano, de factura belga. El segundo, “Bach: invenciones a dos y tres partes” de Glenn Gould, factura de CBS para el mercado latino. Y finalmente, “Bach Organ Works” interpretado por Wolfgang Rübsam, una belleza de disco, factura de Phillips, importado de Países Bajos. Una belleza insisto, mucha estática por el uso, pero sin rayaduras. Fui escuchando los discos uno a uno, sin detenerme, lado uno, lado dos, sin hacer nada más, con los audífonos, mientras leía el texto de sus cubiertas. ¿No crees que se ha perdido el arte del disco o soy un nostálgico del objeto?

  1. El Hallazgo.

Entonces ahí estaba yo. Con mis cascos puestos, absorto en las voces barrocas del órgano de la Iglesia Parroquial Católica Romana de Frauenfeld, Suiza; leyendo cómo Bach distinguía entre la passacaglia y la chaconne, que normalmente son tomados como sinónimos, pero que él diferenciaba por variaciones en el compás, por la duración y por la continuidad en la línea del bajo. Bueno, en eso estaba yo, cuando de la caja cayeron dos postales, cada una con su pentagrama o mejor dicho, con un “Tetragrámaton” y al reverso un sello de la Asociación Gnóstica de Estudios de Antropología y Ciencias, A.C. con dirección en H. Caborca, Sonora.

¿Soy yo entonces el destinatario accidental de estos símbolos, debo develar un destino, un significado oculto? Quizá entre las piezas para órgano de Bach hay una clave que permita acceder a un conocimiento profundo de las realidades de este mundo. Quizás estoy recibiendo mensajes que llegaron una vida más tarde, las frecuencias se confundieron con tantas ondas de radio e internet que nos atraviesan.

Por lo pronto me pongo a leer las cartas, tomaré tu video como ejemplo y seguiré buscando pistas hasta completar el mensaje, quizá una vez reunidas todas las palabras, encuentre el verdadero borde del abismo o quizá hace mucho que salté. Quizá el charlatán soy yo.

Abrazos,

P.