De R. para H.

11 de octubre, 2020. Mérida post Delta. (1)

Del poder, la enfermedad y los perros.

H. adorado. Mi jauría aúlla mientras comienzo a escribirte. Repasando tu Tiempo Muerto para escribirle a Michael, me doy cuenta de que somos otros. Recuerdo cuando me firmaste tu libro en la puerta de Frontground, tenías de fondo tu instalación, inolvidable con los animales disecados y fotos. La frescura de la noche. La gente, el coctel de la inauguración. No anotaste la fecha, y yo tampoco. Así que no sé cuando fue. Pero fue otro tiempo. Tiempo de muchas otras cosas, de otras personas, de otros vínculos. De otras ideas para proyectos comunes.

Parece que estamos siempre, como los pájaros y los insectos, resistiendo el viento de la tormenta. ¿Acabará algún día?

I

El salón al fondo del pasillo del área adminstrativa de la Ex Estación de trenes fue un lugar para encontrarnos y la posibilidad de crear una escuela que ya no existe. Nos queda el Concierto a 1000 voces. Me gustaría activarlo en voces online un día de estos. ¿Estaríamos contraviniendo las reglas del juego al hacerlo de esa manera?

II

La salida de un partido y la entrada de otro que, como leones acabaron devorando los cachorros del león vencido. Muchos de los que llegaron por una ciudad que ofrecía bonanza para las artes y la cultura, se retiraron, abandonaron. Tú, a cargo de Artes Visuales, la que duró un poco más.

III

Muere mi madre. Aquella que anhelaba mi semejanza. Yo recuperé lo perdido, abrimos Casa Teatro de la Rendija en 2009. Comenzamos con Tío Vania en aquella casa. Todo se va tejiendo a final de cuentas. Paulatinamente vamos dejando de dar clases en la licenciatura. Cambian el plan de estudios.

IV

Reincide la enfermedad. Me operan de nuevo. Todo otra vez. Nos vimos casi nada en aquel tiempo. Viajé mucho incluso con la quimio. Dí funciones de Medea Múltiple  (2) con quimio. Lamento muchísimo que no hayamos estado cerca en ese tiempo. Aldo estuvo cerca. Escribió el programa de mano de alguna de las funciones de Medea... Regresé a la escuela para cursar la licenciatura, aquella nivelación tan esperada, pero tú ya no estabas ahí, más que a la distancia, y en mi titulación cuando me hiciste las preguntas que siguen rodando en mi mente.

V

Cuando Benjamin escribió en 1933 dos ensayos (que son en realidad dos versiones de un mismo texto) “Sobre la facultad mimética” y “Doctrina de lo semejante”, pareciera ser que realizó el alcance su segunda versión, por el contexto de la conmoción política alemana ante un sistema totalitario que también repercutía en la palabra y el arte. Ese jorobadito que se sentaba en su hombro, como sabemos, lo llevaría al prescindible final en Portbou.

VI

Los peligros de la mímesis en la enseñanza del pensamiento, de las ideas, al final han sido brutalmente coptados por la publicidad. Ya no se vende el objeto, se vende el deseo, nos dijiste. El deseo de verse, oirse, tener sexo, y fingir una forma de vida pre diseñada; ahora potenciada y reconfigurada por las redes sociales, en un perfecto simulacro de la vida pretendida, deseo de ser… otro. Tú eres un peligro para la enseñanza convencional, porque para llegar a esa llama benjaminiana, a ese intersticio del conocimento, no hay atajos. Por más que allanas el camino, los procesos personales no atienden a una misma medida de tiempo.

(Necesitamos conjurar a nuestros aluxes, hacerles ofrendas vegetales; ahora que llueve, tal vez sea propicio ofrecerles algo seco.)

VII

H., mi carta no ha sido la dulce respuesta que esperaba escribirte sobre el amoroso lenguetazo canino y la simbiosis entre especies, sobre el peso del otro ser encima de uno, abandonado con la confianza total del amor incondicional. El amor tal vez es perfecto interespecies. Porque no juzga. Pero entramos a la zona del poder donde los aullidos de la jauría nos alertan del afuera. La tormenta nos hace frágiles ante la fuerza de aquellos que detentan el poder de decidir sobre nuestras vidas. Acabaría, claro, si nosotros tuvieramos el poder. Y serían los otros, los indefensos. ¿Hay otra forma de vida?

P.d. No sé todavía qué pensar de Michel, Alec e Ilana,  pero no he podido dejar de leer la novela, me tiene en suspenso, quiero saber qué va a pasar. Hasta ahora, la única parte que realmente me ha dejado con ese placer etéreo de lo semejante es cuando ella menciona el inicio de Ana Karenina y le lleva la contra a Tolstoi sobre su idea de la felicidad. Creo en eso. Es más difícil ser feliz, y cada felicidad es diferente y rara, preciosa, única.

Yo, soy feliz cuando te veo.

R.


1. Huracán Delta  https://vimeo.com/teatrodelarendija