La lenta recuperación de las economías afectará el desempeño de las aseguradoras
en América Latina este año…
STANDARD & POOR’S GLOBAL RATINGS
29 de marzo de 2021
Hola, M.E.,
En el parque de San Juan viven cientos de tórtolas y palomas, anidan también entre las ramas del majestuoso algarrobo y de viejos laureles y flamboyanes; los inconfundibles kaus (Quiscalus mexicanus), con su pico orientado al viento apuntan al cielo. En coros gigantescos cantan de todo menos suavemente y por color tienen un negro definido que, aunque lo contradicen, inevitablemente evoca en lo inefable al maestro Yépez Álvarez. Mientras me arrojo al pasado-presente, cruza el carrito de “Kary” con bolis y paletas.
Hace más de doscientos años, dentro de la iglesia de este barrio, se reunían los “sanjuanistas”, un grupo de personas ocupadas de los procesos democráticos que atravesaban el Atlántico. Nunca imaginaron que algún día caminaría muy alegre, y completamente ajena a ellos, una bella japonesa con celular en mano dispuesta a tomarse una selfie sentada, plena de sol, en el brocal de la fuente.
No puedo adivinar el poder del discurso del padre Vicente María Velázquez con el que convenció a sus contemporáneos de las ventajas de un reparto agrario (devolución de tierras a los mayas) y de la necesidad de enviar a dos representantes, diputados por esta comunidad, ante las Cortes de Cádiz donde se ratificó que la soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
¡Paranoico! Rodeado de “monos” y “monas” (JDB dixit) dotados de inmenso poder en telecomunicación, ¿cuántos me estarán espiando? ¿Acaso saben de la turbulencia por la que atravieso desde que me enteré del caso de Xavier y A’ida? ¿Suponen acaso mi asombro ante el filibusterismo del inglés, ex-alumno por cierto de la Central School of Art and Design cuando todavía estaba instalada en el edificio de Southampton Row? A ese mismo edificio llegué ilusionado para estudiar diseño industrial en los primeros días de mayo de 1976.
F., director de la carrera en la U., afirmó en su discurso de recepción a los nuevos alumnos que el diseño era en sí un acto de amor al prójimo, yo lo interpreté como la definición política que necesitaba.
Xavier, como yo, tendría 20 años, seguramente católico y mesiánico, coincidíamos en explicar que, a través de la historia, en el centro de los conflictos políticos estaba como primera causa la instancia económica. Así, por caminos diferentes y pendientes el uno del otro, nos lanzamos a salvar al mundo de todas sus contradicciones y en todas sus coordenadas y relaciones.
Por encima de todo, existía la fe en el futuro, aunado a un claro sentimiento de haber entrado de pronto en una era de igualdad y libertad; la lucha de clases estaba en marcha y también su polarización.
1976, pero en el mes de agosto: la CIA inició, con la Operación Cóndor, la recolección, el intercambio y el almacenamiento de información entre los servicios de inteligencia de América Latina de los llamados izquierdistas, comunistas o marxistas; además de que implicó la conformación de grupos especiales en los países miembros para llevar a cabo represalias que llegarían al asesinato contra supuestos terroristas o sus apoyos y soportes.
Con más de 100.000 víctimas, entre torturados, presos políticos, desaparecidos y ejecutados, no me queda la menor duda de que la revolución fue muy violenta.
De buena fuente sé que Xavier no cumplió las dos cadenas perpetuas a las que fue condenado. El 10 de agosto del 2004, el Senado aprobó un proyecto de ley que permitiría otorgar un indulto general a todos los presos políticos condenados por delitos subversivos y que hubieran cumplido al menos 10 años de sus condenas. Transcurrido este tiempo, nuestro compañero envió una carta de solicitud al Ministerio de Justicia en la que se comprometió a no reincidir en delitos terroristas ni a salir del país durante cinco años, período en el que estaría bajo el régimen jurídico de libertad vigilada. Como parte de este acuerdo, sus familiares pudieron recibir las pensiones y ayudas que otorga la Ley de Reparación a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
G. es la hija de la emblemática pareja que pudo, después de casi agotar la expectación y la esperanza, reunirse para vivir un feliz matrimonio. M. es mi hija e informante con quien G. habitualmente comparte momentos para disfrutar de la vida en Nueva York, alejándose así, por algunas horas, de su importante cargo como ejecutiva de finanzas en STANDARD & POOR’S GLOBAL. Juntas celebran la libertad que encuentran en esta nueva sociedad de bárbaros donde nadie tiene alma ni verdad.
El mensaje es una enzima que transforma ATP en AMP, el cual se encarga de
llevarlo aún más lejos.
A’ida
“Hay leyes malas que legalizan la injusticia. Esas leyes no son torpes, pues cuando se aplican imponen exactamente aquello que se pretendía hacer respetar al establecerlas. Y estas hay que ignorarlas o desacatarlas; hay que oponerles resistencia. Pero, claro está, compañeros, nuestra resistencia es torpe”.
Xavier