No es verdad que la fe mueva montañas. Por el contrario, la esencia de la fe es la
habilidad de no notar nunca nada más, ni siquiera las montañas que se mueven ante tus
ojos. Una especie de pantalla hermética, absolutamente a prueba de hechos.
Henri Bergson
Hola, María Elena,
Espero que te encuentres bien y que logremos descubrir la manera de dar continuidad a esta espléndida experiencia de investigación artística diseñada para funcionar en el flujo.
Escribo esta breve nota para compartir contigo algunos conceptos que encontré en el fondo de la caja negra y que considero útiles para cuestionar nuestras convicciones y descubrir nuevas posibilidades de crecimiento espiritual fundamentado en la fase científica del desarrollo humano, y aprovechando las posibilidades que ofrece el arte como instrumento eje de la relación (interfaz vivencial) entre la persona y el mundo. Combinar la ciencia con el arte permite incorporar la mirada crítica, propia del mundo científico, a la inefable aventura mística que emerge desde la experiencia artística. Pienso que el arte consiste precisamente en representar la cualidad primera para tratar de explicarla en lo individual y construir conocimiento en lo colectivo.
La esencia (que tiene existencia real), que no tiene color, sin forma, impalpable, que no puede contemplarse sólo por la guía de la inteligencia, que es la fuente del conocimiento verdadero se encuentra ahora en este lugar.
Fedro
Quiero anexar también un artículo relacionado con la estructura del poder y su ejercicio, a partir de la lógica del orden operativo que da cohesión a la sociedad desde su origen muy remoto en la historia, hasta la mañana de hoy en que aparece esta columna. Pienso que la misma estructura de poder queda expuesta en diferentes momentos a lo largo de toda la novela en sus ejes fundamentales de control: económico, religioso, militar y político. Estas son las fuerzas que marcan las fronteras de la influencia del poder, y alrededor de ellas, como una membrana que sella cualquier posibilidad de fuga, los personajes quedan atrapados por la afectividad. La fórmula opera con la misma estrategia de la que habla San Agustín cuando se refiere a las condiciones que impone el tirano para el ejercicio del poder autoritario: ignorancia, individualismo y terror.
A continuación cito un fragmento de la columna “Astillero” de Julio Hernández publicada el día de hoy en el periódico La Jornada.
Diríase que es un acto de generosidad, de filantropía, no de responsabilidad, y mucho menos de justicia: el hombre más rico del país está convencido de que fue bien hecha, sin vicios ocultos ni fallas de origen, la construcción del tramo de la línea 12 del Metro que realizó su Grupo Carso.
Pero, a pesar de esa certidumbre auto-asignada de inocencia ingenieril respecto a la tragedia que dejó 26 muertos y decenas de heridos, el poderoso empresario acepta gastarse una cantidad, aún sin precisar, de miles de millones de pesos para reacomodar pernos y rehabilitar lo que fuese necesario. Todo, se deduce de su narrativa, nomás por buena onda, no por otra cosa.
Carlos Slim Helú hizo declaraciones amables consigo mismo al salir de una comida en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador. No se sabe si estuvo presente la jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, pero sí es evidente que el comensal multimillonario no se atuvo a la limitación impuesta por dicho Presidente en cuanto a que sólo él, el habitante de Palacio, hablaría sobre el tema. En sustancia, al dueño de Telmex y otras firmas importantes le parece que hay testimonios contundentes de que la construcción de la línea 12 fue un dechado técnico: afirma con autoridad y sin dejar duda que se subió el presidente (se refería al electoralmente fraudulento Felipe Calderón), el jefe de Gobierno (Marcelo Ebrard), el jefe de Gobierno electo (Miguel Ángel Mancera) y nos invitaron a muchas gentes a recorrer, recorrimos como 12 kilómetros.
Caray, ¿se podría aspirar a una mejor prueba de que todo iba bien, si tales personajes aceptaron treparse inauguralmente a la tal línea dorada? Además, durante casi nueve años esa línea dio un buen servicio (hasta que dejó de darlo). Esta columna invita a sus lectores a sacar su ábaco o calculadora y acompañar al primerísimo ingeniero del país a hacer cuentas, tal como él las hizo ante periodistas: Han viajado millones de personas: 400 mil diarias, eso da 12 millones al mes, 144 millones al año. Han viajado muchos millones de personas, hubo muchos efectos, creo que 12 sismos de más de seis grados, y lo que le planteé (al presidente López Obrador) es que, independientemente de todo, es nuestro interés rehabilitar el tramo que hicimos.
Antes de que, para agradecer tal benevolencia, caigan de hinojos (figuradamente, claro) las demás líneas del Metro que llevan décadas de sobrecarga de pasajeros sin que hayan sucedido desgracias como la dizque muy bien hecha y muy moderna línea 12.
Esta columna aguafiestas ha de expresar que con este acuerdo de Palacio se deshace en términos políticos la importancia del peritaje internacional tan cacaraqueado y del cual sólo se dio un primer informe preliminar, y se abre la puerta a arreglos extralegales que no deberían suceder.
Pero, bueno, sabido es que son cosas que pasan. Lástima que el ingeniero Slim, ¿sin deberla ni temerla?, tenga que desprenderse de un pelo de gato de su fortuna.
Proporcionalmente a la pérdida de autoestima, de su razón de ser, del significado
intrínseco de la vida del individuo, así se magnifica, exalta, glorifica y santifica la
justificación de su religión, su gente, su raza, el ideal al que se ha aferrado o el movimiento
al que ha prometido lealtad.
Alexander Gideon
Deseándote siempre lo mejor, me despido con afecto desde Mérida, Yucatán, hoy miércoles a los 30 días del mes de junio del 2021.
R.