De S. para D.

Octubre 4, 2020. 

Hola, querida D., 

Agradezco mucho tu carta, la reflexión en torno al amor indudablemente nos lleva a una revisión íntima, a una introspección. Tu dibujo me dejó conocer a una Diana amorosa, veo que tu corazón tiene varios apartados que lo conforman y que te construyen en la Diana del ahora. En tu carta me preguntas cómo es la Sisu de ahora y descubro en mí una fuerte resistencia a responderte. 

La Sisu de hoy está hecha de pedazos, me he roto un par de veces y ahora estoy segura de que para reconstruirme he robado pedazos de otros, traigo pedazos de otros junto con los míos, los he visto cuando me miro con mis ojos tristes. 

Me preguntas qué significa mi nombre: Sisu significa “niño” en sánscrito, una antigua lengua hindú, así que soy una niña eterna. En finlandés significa “fuerza”, pero es una fuerza que sale del cansancio, del último esfuerzo, de eso que hoy estamos nombrando como “resiliencia”. Así que me vivo como una “niña resiliente”. Por último, sisu en hebreo significa “felicidad”. Ya te imaginarás… ¿una niña feliz a pesar de cualquier situación? 

Amo mi nombre, a diferencia de Karla a quien no le gusta el suyo; a mí me gusta nombrarme y que otros me nombren, siento que es como el tañido de una campana, es una vibración que te pertenece sólo a ti, como la ballena “52 hertzios” de la carta de K. ¿Los padres al nombrarnos tendrán conciencia del destino que nos imponen? 

Diana es un bello nombre, viene a mi mente una mujer con su arco y su flecha. Exactamente como la fuente que está sobre la calle de Reforma, una mujer rodeada de agua. ¿Conoces esa fuente?  ¿Cómo es el agua que te rodea? ¿Es un mar? ¿Una laguna? ¿Apenas un charquito?

Me despido abrazándote.

S.

P.d. Que los trazos que agregues y borres a tus autorretratos construyan un ser “feliz a pesar de cualquier situación”.