De S. para K.

CDMX, 1º de diciembre, 2020.

.erbmeivon are reya sanepA

Hola, querida K.

Hola, querida Lili.

¿Desde cuál de las Sisus te escribiré? ¿Quién leerá esta carta, K. o L.? 

El video del tarot que mandaste a la clase me ha dejado con ansiedad, lo he repetido más de 20 veces y en mi obsesión, imagino que somos nosotros, los que desde hace unos meses nos vemos cada martes. Coloco a R. en el lugar de La sacerdotisa, que nos ha metido en una esfera de cristal, veo a H. en el arcano de El Diablo, que tu acomodas a los pies de R., y yo lo ubico como portero dando entrada a todos los demás. El Colgado me evoca a D. y a P. 

Yo me reconozco humildemente (o no) en la carta de La Justcia, la que dejas caer al final

Salto de la cama y corro al librero para ver qué dicen Jodorowsky y Costa en La vía del Tarot sobre este onacra (disculpa, la carta de mentira de M. me ha dejado un poco desorientada, me cuesta trabajo diferenciar el abajo del arriba, trataré de concentrarme).

En la revoltura de letras y con la mirada directa e inquisitiva hacia la página 194 descubro que el número que le corresponde a esta carta es el VIII (un infinito perfecto): “El 8 […] está conformado por dos círculos superpuestos: perfección en el cielo y en la tierra […] estabilidad en el mundo material y en el mundo espiritual. […] Símbolo de complención”.

Continúo sorteando las palabras y me topo con:

Perfección                     Prohibir

                           Hacer trampa 

Inflexibilidad                                     Juzgar

Madre normativa o castradora 

(sonrío)

        Momento presente  

(detiene mi lectura)

Recuerdo que en una carta me preguntaste: “¿Nunca te cansas de ser tú?”. (Sonrío otra vez).

Quisiera responder a esa pregunta,

¿Sabes?…

No noto mi cansancio, o quizá sí, y por eso todos los días me impongo a una Sisu diferente, una que sonríe, que perdona, que hace “como que no ve”, una que justifica sus propias acciones; todo en favor de una balanza equilibrada. 

Quizá por eso no me canso, y la verdad, no me ocupo en eso, sería perder un poco el tiempo.

Me siento algo mareada (esa carta de M. me dejó girando en un túnel), así que aquí dejaré esta carta para ti.

Te abrazo fuerte, querida y admirada Karla-Lili.

S.

P.d. Ahora caigo en cuenta de que te llamas igual que mi hermana mayor (Carla). Por mucho tiempo, en mi niñez, me hicieron verla como un ser imperfecto; es discapacitada… ya te (les) contaré en otra ocasión.