De Y. para A.

Hola, A.,

Te comparto el proceso con el que hice las lentejas por última vez si compartes conmigo lo que piensas sobre una serie de dudas que me surgieron mientras te leía. ¿Habrá algo que pueda suplir, equiparar, reemplazar el encuentro entre dos o más cuerpos? Los encuentros trascienden, me parece, porque sucede un fenómeno singular que está integrado por demasiados elementos que no podemos controlar del todo y que no sabemos por dónde llegan, cómo los interpretamos. Es la distancia temporal lo que configura un recuerdo a partir de cómo nos aproximamos al mundo.

Vivo sola, y después de cuatro meses de confinamiento mi hermana me visitó. El día que llegó se puso a acomodar y a arreglar mi alacena. Mientras ella iba sacando las cosas para limpiar y acomodarlas de nuevo, en ese ir y venir de objetos, por un momento mi mano rosó su mano y ahí, para mí, se detuvo el tiempo. Estaba profundamente conmocionada por haber tocado la piel de alguien, una vez más. Por tener un encuentro.

¿Para qué funciona una receta?

Hace un par de años trabajé en la Universidad de Baja California. Estuve un tiempo viviendo en Mexicali y después me fui a Tijuana. Estaba de tiempo completo y me parecía necesario preparar comida para no acabarme el corto menú que había alrededor de la universidad y terminar fastidiada de la misma comida rápida. Un par de compañeras de la facultad también llevaba su comida. Nos coordinábamos para comer juntas. Entonces me di cuenta de que una de ellas siempre llevaba la sopa de fideo quemada y se la comía con tanto placer que pensaba que tal vez no lo sabía. Así, le pregunte después de un tiempo, ¿por qué siempre se te quema la sopa? A lo que ella respondió, “¿Quemada?, mi mamá me dijo que hay que sofreír la pasta hasta que quede café”.

¿Qué es la unicidad?

Tengo un amigo que dice que la comida siempre le queda fea pero sabe buena. Mi hermana dice lo mismo de mis pasteles, “tú hazlo y yo lo decoro bonito porque a ti no te queda”. Las fotos de publicidad de comida son todo menos comestibles, necesitan que sean bellas. El sabor que percibimos de algo, de alguien, se modifica también por nuestras papilas gustativas, por nuestro PH, por nuestras bacterias.

¿Cómo podemos compartir un secreto entre tanto público?

Una tarde mientras tomaba un curso con Juan Domínguez en la Sala de Danza UNAM, el día de mi cumpleaños, Juan solicitó una consigna: saldremos todos al jardín y cuando alguno de nosotros se mueva lo seguimos, cuando quiera parar sólo tiene que sentarse en el piso y así alguien más seguirá. Éramos como 20 personas, una chica empezó y la seguimos hasta el Metrobús. Llegó al torniquete y sacó su tarjeta para cargarla, nos preguntó si teníamos cambio y todos le dimos dinero. Cuando la tarjeta fue cargada se acercó al torniquete y se la regaló a la persona que iba a pasando, él no pertenecía a nuestro grupo. Se sentó en el piso.

¿La importancia está en el proceso o en el resultado?

Anda, cuéntame, aclara mis dudas y comparto el proceso de esas últimas lentejas.

Y.