De K. para S.
S., Te leo en la carta que le has enviado a Raq. y me quedo inmóvil en la sorpresa de hallarme en medio de este juego de correspondencias que, con cada misiva, adquiere tintes un poco más truculentos. Yo no sé escribir desde el nervio, la víscera, porque hay una fuerza aún no tan conocida …